Grecia está
al borde del abismo. Su gobierno ha declarado que, si no se llega a un acuerdo
en los próximos días que le permita obtener nuevos préstamos por 2,400 millones
de euros para pagar sueldos y pensiones, incumplirá con el programa de servicio
de la deuda que tiene con el Fondo Monetario Internacional.
El gobierno
griego debe pagar entre mayo y junio un total de 2,500 millones de euros al
Fondo. Pero ante la posibilidad de que no se llegue a un acuerdo que le permita
obtener nuevos recursos, el gobierno de Alexis Tsipras tiene previsto declarar
la cesación de pagos.
El
incumplimiento provocaría el cierre de las ayudas de liquidez que reciben los
bancos griegos del Banco Central Europeo. Esto elevaría la probabilidad de
quiebra de esos bancos y desataría una mayor inestabilidad en la economía
griega.
El resto de
Europa se está preparando para ese incumplimiento, que es considerado como un comportamiento
irracional de un gobierno malagradecido. Cabe recordar que Grecia recibió de los
países de la eurozona, del Banco Central Europeo y del FMI entre 2010 y 2014 programas
de salvamento ascendentes a 245 mil millones de euros. Y, a pesar de toda esa
colaboración, se resiste a tomar las medidas necesarias para organizar sus
finanzas públicas hasta alcanzar una posición fiscal capaz de honrar
oportunamente el servicio de su deuda.
Si Grecia
no recapacita, sus días en la zona euro están contados.
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