[Escrito el 22 de abril de 2015]
El Día de
la Tierra se celebró en la República Dominicana con el tránsito por sus
carreteras de camiones repletos de árboles recién cortados. Algunos amigos informan
que “en Constanza están acabando con la foresta y los ríos.” Es una pena que
las autoridades estén permitiendo la destrucción de la superficie forestal de
este país, pues las consecuencias serán nefastas.
Basta con
ver Haití y República Dominicana desde el aire. El primero se ve de un color que
tiende a marrón y su productividad agrícola es bajísima. El segundo se ve color
verde y su productividad agrícola es mucho mayor. Lamentablemente, el
territorio dominicano ya tiene algunas manchas oscuras que revelan el proceso
de corte de árboles y erosión del terreno.
La
cobertura boscosa de la República Dominicana oscila alrededor del 28%,
contrastando con el 83% de bosque que cubría la superficie total terrestre del
país hacia inicios del siglo XX. Ese descenso fue el producto de la explotación
irracional de los bosques para vender la madera, producir carbón vegetal y destinar
terrenos a la producción agrícola y la ganadería.
Un bosque
frondoso es indispensable para el agua y el equilibrio ecológico. Los países
sin árboles tienden a recibir menos lluvia, perdiendo la oportunidad de
disponer de agua suficiente para su población, la producción agrícola y la
generación de electricidad.
Ante esa
situación, cabe hacer un llamado a las autoridades para que hagan cumplir la
ley y detengan la tala indiscriminada del bosque dominicano.
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