El año 2014
fue un excelente año en términos económicos.
La
República Dominicana registró un crecimiento del PIB real cercano al 7%. La
tasa de inflación quedó en el entorno
del 3% y la depreciación del tipo de cambio fue de apenas 3.5%.
El déficit
de la cuenta corriente de la balanza de pagos se situó en 3.5% del PIB. Y las
reservas internacionales netas subieron a un monto equivalente a 3.1 meses de
importaciones.
El déficit
del Gobierno Central cerró en el entorno del 2.8% del PIB. Y el crédito al sector
privado se expandió en un 15% en términos nominales.
Ese buen
desempeño se tradujo en menor tasa de desempleo
e incidencia de la pobreza más baja, especialmente en las zonas rurales
del país.
El entorno
internacional explica una parte de ese buen desempeño de la economía
dominicana. La recuperación de los Estados Unidos, las bajas tasas de interés
internacionales y los menores precios del petróleo favorecieron la expansión de
la demanda externa e interna.
No
obstante, también hay que reconocer a los hacedores de política económica. Por un lado está el Presidente Danilo Medina,
quien ha demostrado que se puede ser un buen gobernante sin desequilibrar las finanzas
públicas.
Y, por otro
lado, está el Gobernador Héctor Valdez quien ha demostrado ser un verdadero
maestro en la creación de confianza mediante su gestión de la política
monetaria.
Me quito el
sombrero ante ellos.