lunes, 29 de septiembre de 2025

Restricciones externas al crecimiento

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 29 de septiembre de 2025.] 

El presidente Donald Trump ha recurrido de nuevo al látigo arancelario. La semana pasada anunció un impuesto de un 100% a la importación de productos farmacéuticos no genéricos. Según sus declaraciones, se exceptúan de esa medida los medicamentos elaborados por laboratorios que posean fábricas en Estados Unidos o planeen instalarlas allá. De manera casi simultánea, anunció nuevos gravámenes de entre un 25% y un 50% a las importaciones de camiones y de mobiliario del hogar, como gabinetes de cocina. 

La incertidumbre generada por la política arancelaria de Trump lleva a recomendar prudencia en el manejo de la política monetaria. Aun cuando el traspaso de los aranceles a los precios no ha sido significativo, algunos analistas manifiestan su preocupación. En ese contexto, Austan Goolsbee, presidente y director ejecutivo del Banco de la Reserva Federal de Chicago, advirtió recientemente al resto de las autoridades monetarias sobre los riesgos de realizar recortes apresurados en la tasa de interés de referencia. 

El 17 de septiembre, la Reserva Federal (Fed) aprobó una reducción de 25 puntos básicos de dicha tasa y la colocó entre el 4% y el 4.25%. El mercado prevé, con una probabilidad de un 91%, un nuevo recorte de 25 puntos básicos en octubre y, con un 72.5% de probabilidad, otro de magnitud similar en diciembre. El resultado de esos cambios situaría la tasa de interés entre el 3.5% y el 3.75%. 

Frente a esas expectativas del mercado, Austan Goolsbee, miembro del Comité Federal de Operaciones de Mercado Abierto que fija las tasas de interés, declaró al Financial Times que no apoyará nuevos recortes en las dos próximas reuniones de la Fed previstas para octubre y diciembre. 

El también profesor de la Universidad de Chicago expresó su inquietud por la inflación, que en agosto alcanzó el 2.9% interanual, lejos de la meta del 2%. Goolsbee subrayó que el enfriamiento del mercado laboral no resulta tan preocupante como para justificar las reducciones de tasas de interés que el mercado financiero estadounidense prevé y considera deseables. 

De ello se desprende que un recorte excesivo de las tasas de interés acentúe el proceso inflacionario y perjudique a los consumidores. No obstante, el presidente Trump mantiene una postura muy distinta y continúa con su agenda de tomar el control de la Reserva Federal. Su objetivo es alcanzar una mayoría en la Junta de Gobernadores de siete miembros para ampliar su influencia en la toma de decisiones de política monetaria. La tasa de interés de referencia se encuentra entre el 4% y el 4.25%, pero el presidente republicano pretende reducirla hasta alrededor del 1.5%. Varios expertos advierten que semejante nivel presionaría hacia arriba la tasa de inflación, que seguirá alejándose de la meta del 2%. Un resultado muy negativo para Estados Unidos y para la economía global, ya que obligaría a las autoridades a cambiar, de forma zigzagueante, la postura monetaria hacia una más restrictiva.  

Una clara muestra de la intención del presidente estadounidense de controlar la política monetaria es su ofensiva contra la gobernadora Lisa Cook. La Suprema Corte está evaluando la solicitud de Trump para destituirla, después de que un juez federal y una corte de apelaciones la rechazaran. Si la Suprema Corte diera la razón al mandatario, sería el primer caso de remoción de un gobernador de la Reserva Federal desde su creación en 1913. 

Ante el riesgo que implicaría ese fallo, los principales exfuncionarios pertenecientes a equipos de distintas administraciones republicanas y demócratas han salido en defensa de la independencia de la Fed, elemento clave para la consistencia de la política monetaria. 

Alan Greenspan, Ben Bernanke y Janet Yellen, tres expresidentes del banco central de Estados Unidos, firmaron un documento en el que exhortaron a la Suprema Corte a garantizar la continuidad del cargo de Lisa Cook. Con esa decisión se preservaría la independencia de la institución monetaria frente a influencias políticas y se aseguraría el mantenimiento de la eficacia y credibilidad de sus medidas. Otros firmantes de la petición incluyen a exsecretarios del Tesoro, jefes del Consejo de Asesores Económicos y distinguidos profesores, como Larry Summers, Hank Paulson, Robert Rubin, Tim Geithner, Glen Hubbard, Greg Mankiw, Kenneth Rogoff, Cristina Romer, John Cochrane y Jason Furman. 

Por otro lado, las restricciones impuestas por el entorno internacional han limitado el ritmo de crecimiento económico de la República Dominicana. A inicios de año, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Gobierno dominicano y el Banco Central proyectaban que el producto interno bruto (PIB) aumentaría un 4.5%. Sin embargo, la turbulencia provocada por los cambios arancelarios y el mantenimiento de la tasa de interés de referencia de la Reserva Federal en un territorio restrictivo impusieron limitaciones al crecimiento económico dominicano. Tras varias correcciones a la baja, el FMI y las autoridades dominicanas proyectan un incremento del PIB para este año alrededor del 3%. 

Para lograr esa cifra, el Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE) debería aumentar en promedio interanual un 3.7% entre agosto y diciembre. Visto el comportamiento de agosto y septiembre, la probabilidad de alcanzar esa variación de la actividad económica es cercana a cero, aun cuando el gobierno disponga de recursos para elevar la inversión pública en los próximos meses o el Banco Central apruebe esta semana una reducción de 25 puntos básicos en la tasa de interés de referencia. Si se decide realizar una nueva inyección de liquidez, como la aprobada el 16 de junio, subiría otra vez el tipo de cambio de forma acelerada y la tasa de inflación mensual seguiría repuntando tal como se registró en el trimestre de junio a agosto, cuando arrojó un ritmo anualizado de un 5.3%. 

El análisis riguroso de los principales sectores productivos (construcción, comercio, manufactura y turismo) muestra que ninguno será capaz de aportar lo necesario para que el PIB acelere su ritmo de crecimiento de manera significativa en el cuarto trimestre del año. Así las cosas, se puede pronosticar que en 2025 el PIB se incrementará alrededor del 2.5%, la mitad del potencial. Ello sería un ejemplo ilustrativo de los efectos provocados por las restricciones externas al crecimiento económico de la República Dominicana.  

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