lunes, 25 de noviembre de 2024

La crisis haitiana sigue siendo un gran problema

[Comentario Noti 20 de noviembre de 2024]

En septiembre de 2022 comenté que la crisis que afecta a Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, era el principal problema de la República Dominicana. Hoy, dos años después, reitero mi afirmación. 

El deterioro económico, social y político de esa nación se ha acentuado y el control de las bandas es cada vez mayor. La poca ayuda internacional que recibe el pueblo haitiano llega y se distribuye con mucha dificultad. La actividad económica se reduce y los precios aumentan, un resultado que es el peor de los mundos. El empleo es escaso y mal remunerado. La población es acosada, violada y asesinada por los delincuentes. El gobierno no tiene capacidad para controlar la situación. Poco queda del Estado haitiano. 

Lamentablemente, por años se han creado y ampliado numerosos vasos comunicantes, convirtiendo la frontera en un espacio poroso y explosivo. Poroso, por la facilidad con la cual los haitianos pueden penetrar a territorio dominicano. Explosivo, porque la presencia de delincuentes o de inmigrantes haitianos insatisfechos con su posible deportación puede provocar enfrentamientos con la policía nacional y las fuerzas armadas en cualquier momento. 

La crisis económica en Haití ha llevado a su población a emigrar masivamente hacia la República Dominicana. Desde 1844, nunca se había registrado un número tan elevado de haitianos en territorio dominicano. Basta con dar una vuelta por los principales centros urbanos del país, como el Distrito Nacional, Santiago, o por zonas turísticas, como Bávaro, Punta Cana, o por áreas rurales productoras de alimentos, para confirmar la extraordinaria presencia haitiana en las actividades de construcción, comercio informal, turismo y agropecuaria, entre otras. En esos sectores, los haitianos han desplazado masivamente la mano de obra dominicana. 

En diversos estudios empíricos se ha confirmado que la presencia haitiana reduce los ingresos de los dominicanos que compiten con esa mano de obra, que son los que se sitúan en los tres primeros deciles de la distribución de ingresos. Asimismo, se ha confirmado que los haitianos, al igual que los pobres dominicanos, son demandantes netos de recursos públicos, pues el costo de los servicios públicos que consumen es superior al pago de sus impuestos. La elevada presencia de haitianos en los hospitales y las escuelas dominicanas es una muestra. 

No cabe duda de que la crisis haitiana atenta contra la estabilidad de la República Dominicana. Es altamente preocupante que la comunidad internacional se haya lavado las manos y dejado ese grave problema sobre las espaldas de los dominicanos. 

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