En semanas recientes ha subido el tono de las críticas a la
política monetaria de los países desarrollados.
Se afirma que los bancos centrales de esos países inundaron
desde 2009 los mercados de capitales con una gran cantidad de dinero que
provocó una entrada masiva de capitales a las economías emergentes, lo cual
apreció sus monedas y redujo su competitividad.
Sin embargo, a partir de 2013, la Reserva Federal inició el
desmonte de su programa de estímulo monetario. Esa decisión ha estado
provocando salidas de capitales de los mercados emergentes. El impacto de esa
nueva política monetaria de los Estados Unidos en esos países es la pérdida de
reservas internacionales, la depreciación del tipo de cambio, el aumento de las
tasas de interés y la caída de los principales índices bursátiles.
Ante la crítica, los principales funcionarios de los países
desarrollados afirmaron que sus políticas se diseñan y ejecutan de manera
independiente a lo que suceda en las economías emergentes. Y señalaron que lo
mejor que éstos pueden hacer es poner su casa fiscal en orden, pues los
especuladores tienden a atacar las economías con desequilibrios significativos
en sus finanzas públicas.
Afortunadamente, en el caso dominicano, las autoridades han
puesto la casa fiscal en orden. La reducción del déficit del sector público no
financiero de un 6.6% en 2012 a un 2.7% del PIB en 2013 ha mejorado la
confianza de los inversionistas en el crédito dominicano.
Esa confianza será confirmada cuando se coloque, en los
próximos días, una emisión de 1,500 millones de dólares en bonos soberanos en
los mercados internacionales.
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