[Escrito el 24 de septiembre de 2021]
El presidente Luis Abinader dijo en los Estados Unidos que “en unos años
vamos a dejar de ser un país en vía de desarrollo para ser un país
desarrollado.” De acuerdo con el primer mandatario, esto se logrará con las
reformas pendientes, las inversiones empresariales y los proyectos que estarán
realizando.
Esas declaraciones me hicieron recordar el caso de Singapur, cuya
experiencia es narrada por su principal protagonista y padre de esa
ciudad-Estado, el gran Lee Kuan Yew, en su libro “Del tercer mundo al primero.”
Desde 1965 y hasta el presente, Singapur ha adoptado un conjunto de medidas
económicas, sociales e institucionales que permitieron su transformación de un
pequeño pueblo de pescadores a la nación más competitiva del mundo y una de las
más prósperas, logrando un crecimiento económico promedio anual de 7% por varias
décadas.
El trabajo duro, perseverante y disciplinado, la estabilidad
macroeconómica y la planificación mirando hacia el futuro, elevadas tasas de
ahorro e inversión, un gobierno efectivo y honesto más allá de las palabras,
funcionarios bien remunerados y seleccionados en base a méritos, un estado de
derecho con instituciones inclusivas, un sistema educativo moderno y bilingüe, un
mercado laboral flexible, un empresariado innovador e integrado a los flujos de
inversión y comercio internacional, son factores determinantes del éxito de
Singapur.
La experiencia de ese país asiático sugiere que se requieren por lo
menos tres décadas para pasar del tercer mundo al primero. Las principales reformas
fueron aprobadas y ejecutadas en los treinta años comprendidos entre 1965 y
1995. Claro está, los diversos mandatarios que han sucedido a Lew Kuan Yew han
seguido sus orientaciones y enseñanzas, apostando siempre a la educación y a la
disciplina, por lo cual esa poderosa economía sigue desarrollándose de manera
acelerada.
El presidente Abinader, al señalar que la República Dominicana será un
país desarrollado en pocos años, reconoce implícitamente el trabajo positivo
que realizaron sus predecesores, los presidentes Joaquín Balaguer, Antonio
Guzmán, Jorge Blanco, Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina, pues
sólo así se lograría alcanzar el desarrollo que el promete “en unos años.” De
lo contrario, el paso del tercer mundo al primero le tomaría a la República Dominicana
por lo menos treinta años más.
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