[Escrito el 18 de agosto de 2016]
Hace tres años el
gobierno de México estableció un impuesto selectivo de un 10% sobre las bebidas
azucaradas con el objetivo de reducir la obesidad y la diabetes en ese país.
Esa decisión provocó inicialmente una reducción del consumo de esos productos,
pero en la actualidad se observa una recuperación de las ventas que lleva a las
autoridades a pensar en duplicar la tasa impositiva.
La resistencia del
consumo ante mayores gravámenes significa que la demanda es inelástica. Esto
significa que el impuesto se puede incrementar sin que se reduzca la demanda,
mejorando así las recaudaciones del gobierno.
Los ingresos
adicionales pueden ser utilizados para mejorar los servicios públicos de salud
y de acceso al agua. Esos recursos pueden utilizarse para ejecutar programas
que aseguren una mejor atención a los enfermos de diabetes, especialmente los
pertenecientes a hogares pobres. Asimismo, el acceso al agua potable reduciría
significativamente la existencia de enfermedades asociadas al uso de agua
estancada no saludable.
Chile estableció un
impuesto similar y, de acuerdo al Financial Times, Australia, Colombia, India,
Indonesia, Filipinas y el Reino Unido también están planeando establecer
impuestos sobre el consumo de bebidas azucaradas. Esto les ayudaría a mejorar
la salud de su población, en particular la de sus niños, y al mismo tiempo
disponer de recursos para invertir en el fortalecimiento del sistema de salud
pública.
Ideas interesantes
para favorecer el desarrollo nacional.
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