[Escrito el 8 de febrero de 2016]
Hoy los
principales índices bursátiles volvieron a caer debido al miedo a una nueva
recesión global. La desaceleración económica de las economías emergentes se
percibe como la etapa previa a una contracción de la actividad económica que se
traduzca en menores beneficios empresariales. Ante ese evento los inversionistas
proyectan la caída futura del precio de las acciones y deciden vender esos
instrumentos financieros, provocando un significativo descenso bursátil.
La noticia de
que en enero las reservas internacionales del banco central de China
descendieron en 100 mil millones de dólares generó el colapso de hoy.
Los
mercados europeos sufrieron mucho. El FTSE inglés retrocedió 2.7%; el DAX
alemán cayó 3.3%; el CAC francés descendió 3.2%; y el IBEX español bajó 4.4%.
Ante la
incertidumbre, los inversionistas colocan sus recursos en bonos alemanes a diez
años, cuyo rendimiento es de 0.26%, en bonos del tesoro de los Estados Unidos,
con rendimiento de 1.7%, y en oro, que se cotiza (USD 1,197.10) a su mayor
nivel en los últimos meses.
Los
indicadores bursátiles en los Estados Unidos también se comportaron a la baja. El
Dow Jones retrocedió en 1.1%, el S&P 500 lo hizo en 1.4% y el Nasdaq cayó
en 1.8%.
Lo paradójico
es que las ventas de acciones ocurren a pesar de que China sigue creciendo por
encima del 6% y que dispone de 3.2 millones de millones de dólares en forma de
reservas internacionales. Nada mal para ser una economía emergente.
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