[Escrito el 11 de junio de 2015]
El Fondo
Monetario Internacional abandonó la negociación con Atenas debido a la falta de
avance y compromiso fiscal de las autoridades griegas.
El Primer Ministro
griego, Alexis Tsipras, no ha logrado convencer a los acreedores de que sean
más flexibles con los objetivos fiscales de los tres próximos años. El Fondo,
la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el Bundesbank se lo han puesto claro,
Grecia debe alcanzar superávits fiscales de 1% en 2015, 2% en 2016 y 3% del PIB
en 2017.
De acuerdo
a los expertos del Fondo, la única forma de alcanzar esas metas fiscales es
mediante una reforma del sistema de pensiones. A esto hay que añadir aumentos
de la base imponible del IVA y de cualquier otra figura impositiva que pueda
aplicarse a una economía que languidece por muchos errores de política
económica.
La salida
del FMI de las negociaciones eleva la probabilidad de suspensión de pagos del
gobierno griego. Entre julio y agosto de este año, Grecia tiene que pagar alrededor
de 9,340 millones de dólares al Fondo y al Banco Central Europeo y no tiene el
efectivo para hacerlo.
A pesar de
la decisión del FMI, los líderes europeos han decidido continuar negociando con
Atenas. Europa no quiere que la turbulencia de Grecia, una economía que
representa menos del 2% del PIB europeo, afecte de nuevo la estabilidad del
euro. Para evitarlo quizás decidan flexibilizar un poco sus exigencias de
ajuste. Eso lo sabe Grecia y se aprovechará de ello.
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