jueves, 26 de junio de 2025

La crisis haitiana sigue agravándose

[Escrito el 27 de junio de 2025] 

La crisis que afecta a Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, es el principal problema de la República Dominicana. La decisión del presidente Luis Abinader de reunirse periódicamente con los expresidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina para tratar esa crisis y definir una estrategia conjunta, libre de los colores políticos, es correcta. 

El deterioro económico, social y político de Haití se ha acentuado y el control de las bandas es cada vez mayor. Recientemente, William Ruto, presidente de Kenia, advirtió que la comunidad internacional no ha cumplido con los compromisos financieros asumidos y, por ello, podría reconsiderar su presencia militar en Haití. Su salida de ese territorio significaría un aumento del control de las bandas y el empeoramiento de las condiciones de vida de la población. 

La actividad económica ha seguido deteriorándose y los precios subiendo, un resultado que es el peor de los mundos. El empleo es escaso y, obviamente, muy mal remunerado. La población es acosada, violada y asesinada por los delincuentes miembros de las bandas. El gobierno no tiene capacidad para controlar la situación, ya que poco queda del fallido Estado haitiano. 

Ante el apriete de la política migratoria de Trump, emigrar al territorio dominicano es la única vía de escape de los haitianos. La frontera, con sus numerosos vasos comunicantes, es muy porosa y explosiva. Porosa, por la facilidad con la cual los haitianos pueden penetrar a territorio dominicano. Explosiva, porque la presencia de delincuentes o de inmigrantes haitianos insatisfechos con su posible deportación puede provocar enfrentamientos con la policía nacional y las fuerzas armadas en cualquier momento. 

No cabe duda de que la crisis haitiana atenta contra la estabilidad de la República Dominicana. Es altamente preocupante que la comunidad internacional se haya lavado las manos y dejado ese grave problema únicamente sobre las espaldas de los dominicanos. Ante esa realidad, la mejor estrategia es la unidad nacional. 

Sube el crecimiento del PIB

[Escrito el 26 de junio de 2025] 

La economía dominicana mejoró ligeramente su desempeño al expandirse en términos interanuales un 3.1% en mayo pasado. Ese resultado elevó del 2.5% al 2.6% la tasa de crecimiento promedio, en este caso, en los primeros cinco meses del año. 

De todas las actividades económicas, solo la variación de la actividad servicios financieros se encuentra por encima del ritmo potencial del 5%, al arrojar un 8.2% acumulado a mayo. Le sigue el sector agropecuario con una variación de 4.9% y transporte y almacenamiento con un 4.6%. 

La actividad construcción, la más importante en la economía dominicana, mantiene una contracción de -1.5%. La manufactura apenas crece un 1.7% y el comercio un razonable 3.7%. 

Hoteles, bares y restaurantes, que refleja el importantísimo sector turismo, se expande solo en un 2.6%. Esa variación contrasta con el promedio de casi un 10% alcanzado en 2023 y 2024. 

En base a ese comportamiento de las actividades productivas, se puede proyectar que la tasa de crecimiento del producto interno bruto en 2025 se colocará en el rango entre el 2.5% y el 3%. En el mejor de los casos, podría quedar alrededor del límite superior, es decir, del 3%. Para eso la economía tendría que crecer a un ritmo promedio de, por lo menos, un 3.2% entre junio y diciembre de este año. 

Cabe destacar que, tal como había pronosticado, esa variación de la actividad económica está por debajo del ritmo de crecimiento potencial. Incluso es inferior a las proyecciones del Banco Central y del Gobierno dominicano que arrancaron el año en el 4.5%, luego bajaron al rango que va del 4% al 4.5%, después al rango del 3.5% al 4% y la proyección más reciente se situó en 3.5%. Estoy seguro de que las autoridades nacionales, al igual que el Fondo Monetario Internacional, seguirán corrigiendo a la baja en los próximos meses. 

La Reserva sigue firme

[Escrito el 25 de junio de 2025]

Jerome Powell mantiene su estrategia monetaria de “esperar y ver.”  En una reciente comparecencia en el Congreso de Estados Unidos, el presidente de la Reserva Federal indicó que esa institución está enfocada en prevenir que el aumento de precios provocado por la política arancelaria de Trump se traduzca en un problema de inflación persistente. 

Respecto a las condiciones del mercado laboral, Powell declaró que este se mantiene sólido al igual que la economía. Con una tasa de desocupación de un 4.2%, cercana al nivel considerado como pleno empleo, no hay prisa en reducir la tasa de interés. 

Las palabras de Powell sugieren que en la próxima reunión de política monetaria a celebrarse el 30 de julio se mantendrá inalterada la tasa de interés de referencia en el rango que va del 4.25% al 4.5%. El mercado prevé, con una probabilidad de un 81%, que no haya una reducción de la tasa de referencia hasta septiembre, a pesar de que algunos miembros de la Reserva Federal seleccionados por Trump tienen una posición distinta. 

Christopher Waller y Michelle Bowman sostienen que el efecto del aumento arancelario sobre los precios será modesto. Por ello, ambos están dispuestos a apoyar la reducción de la tasa de interés en la reunión de julio y cumplir así el deseo de Trump. 

Ante el surgimiento de disidencias a lo interno de la Reserva Federal, las críticas del presidente estadounidense a Powell se han agravado. Hace unos días le llamó imbécil e insistió en que este debería recortar la tasa de interés ahora y subirla más adelante si la inflación se incrementa. Esa estrategia implicaría la ejecución de una política monetaria inconsistente y zigzagueante, lo cual impactaría negativamente sobre la credibilidad de la Reserva Federal. 

lunes, 23 de junio de 2025

Cambio de régimen

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 23 de junio de 2025.]

Después de la pandemia del covid-19, en la República Dominicana se observa un cambio de régimen de política monetaria. La tasa de interés de referencia ha dejado de ser el principal instrumento de política y se ha sustituido por la inyección directa de liquidez a tasas de interés subsidiadas e intervenciones cambiarias periódicas. Dicha tasa de referencia ha perdido su influencia sobre las tasas de interés de mercado, lo que implica incapacidad de señalar a los agentes económicos cuál es la verdadera postura de política monetaria. 

Entre enero de 2012 y febrero de 2020 se aplicó un esquema de metas de inflación basado en reglas claras y transparentes, cuyos instrumentos fueron utilizados, en general, de forma consistente. Ese enfoque de política monetaria, a través de los ajustes de la tasa de interés de referencia y una gestión de la liquidez coherente con la misma, facilitó la estabilidad de precios, mantuvo el anclaje de las expectativas de inflación, amortiguó las perturbaciones externas e internas, redujo la volatilidad de las principales variables económicas y aumentó la predictibilidad necesaria para alcanzar un entorno favorable al crecimiento económico sostenido.

A partir de marzo de 2020, las autoridades han estado operando bajo un régimen de política monetaria excesivamente discrecional. En ese nuevo marco se adoptan medidas monetarias no convencionales basadas en datos de muy corto plazo, lo que amplifica la volatilidad derivada de las perturbaciones económicas, distorsiona el proceso de asignación de los recursos productivos y reduce el ritmo de crecimiento económico. Hay casos de comunicados de política que presentan mensajes contradictorios, ya que, por un lado, muestran la existencia de una postura monetaria flexible y, por otro, sugieren la necesidad de una postura más restrictiva. Las autoridades deben recordar que, para evitar sorpresas y desviaciones excesivas de las metas, es necesario que el contenido de las declaraciones y escritos refleje de forma adecuada la dirección de las acciones de política que se ejecutan. 

En el nuevo régimen de política monetaria se implementaron tres inyecciones de liquidez a tasas de interés subsidiadas. En marzo de 2020, mayo de 2023 y noviembre de 2024 se aprobaron medidas para aumentar el financiamiento a tasas de interés no superiores al 9% anual por un monto acumulado que supera los 450 mil millones de pesos. Esa política monetaria no convencional se aprobó al principio con el objetivo de amortiguar los efectos negativos de la pandemia y, posteriormente, para acelerar el ritmo de crecimiento económico, en particular, el de la actividad de la construcción. 

En junio de 2025, se autorizó una cuarta inyección de liquidez por la suma de 81 mil millones de pesos. Esa decisión revela que, además de zigzagueante, la política monetaria actual resulta inconsistente con la postura restrictiva adoptada en abril y mayo, cuando el Banco Central colocó títulos valores a tasas de rendimiento de un 12.25% con el fin de reducir la tasa de cambio promedio de 63.09 pesos a 59.15 pesos por dólar entre marzo y mayo. Vista la experiencia de los tres casos anteriores, es muy probable que la nueva inyección de liquidez aumente la tasa de cambio, lo que llevaría a las autoridades a intervenir de nuevo en el mercado mediante la venta de reservas internacionales y el incremento de la tasa de interés.

La modificación de régimen ha elevado la volatilidad de los instrumentos de política monetaria y, en consecuencia, de las principales variables macroeconómicas. La variación interanual de la oferta monetaria (M1) ha registrado una volatilidad que duplica la observada durante el régimen de metas de inflación. Esa inestabilidad de los agregados monetarios se ha reflejado en un incremento de la volatilidad de las tasas de interés (activa, pasiva e interbancaria) que ha multiplicado por tres la registrada antes de la pandemia, con efectos adversos sobre la inversión privada. 

La incertidumbre cambiaria también se ha intensificado durante el nuevo marco de política. La volatilidad de la variación mensual de la tasa de cambio es 4.6 veces superior a la registrada antes de la pandemia. Asimismo, el promedio del margen cambiario (la diferencia entre la tasa de cambio de venta y la de compra) se ha triplicado en el período discrecional, y su volatilidad en la actualidad multiplica por cinco la observada en el período anterior. 

El impacto positivo de la política de tasas de interés subsidiadas ha sido limitado. La heterogeneidad de los agentes económicos, entre los cuales hay quienes operan con información parcial, mientras otros disponen de mucha información sobre las decisiones del Banco Central, provoca resultados subóptimos y efectos adversos sobre la distribución de los ingresos. De esto se desprende que aquellos con capacidad de obtener grandes financiamientos a tasas de interés subsidiadas logran aumentar el retorno de sus inversiones, ya sea mediante la adquisición de activos reales o a través de operaciones de arbitraje. 

El nuevo régimen de política ha debilitado la efectividad del impulso monetario sobre la actividad productiva. Los agentes económicos conocen el comportamiento de las autoridades bajo el esquema discrecional y posponen sus inversiones hasta que se implementen las medidas transitorias de aumento de liquidez a tasas subsidiadas. En ese contexto, resulta fundamental que el Banco Central garantice que el financiamiento alcance al mayor número posible de inversionistas y consumidores. Dicha garantía eliminaría la sensación de que las inyecciones de liquidez benefician principalmente a los grandes clientes. 

Cuando se revierten los efectos de esas medidas, por ejemplo, interviniendo en el mercado cambiario mediante la venta de reservas internacionales o extrayendo el exceso de liquidez a través de la colocación de títulos valores del Banco Central, la tasa de interés de mercado sube y eso perjudica a los deudores que no se beneficiaron del financiamiento a una tasa de interés subsidiada. 

En definitiva, la experiencia demuestra que incluso los mejores hacedores de política económica cometen errores cuando abusan de la discrecionalidad. Los cambios frecuentes de la orientación de los instrumentos monetarios sin una estrategia clara y consistente generan incertidumbre en los mercados y debilitan la confianza de los inversionistas, con los consiguientes efectos negativos sobre el crecimiento económico y el bienestar de la sociedad. 

miércoles, 18 de junio de 2025

Corrigiendo a la baja

[Escrito el 17 de junio de 2025]

El Gobierno dominicano y el Banco Central han vuelto a reducir la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) proyectada para este año. Según el Panorama macroeconómico, publicado recientemente por el Ministerio de Economía, el país solo crecerá un 3.5%, muy por debajo del ritmo potencial de un 5%. 

Dado el comportamiento del PIB en los primeros cuatro meses del año, período en el cual se registró un crecimiento de un 2.5%, la actividad productiva tendría que expandirse a una tasa promedio de un 4% entre mayo y diciembre para que la economía alcance la nueva proyección del gobierno. La probabilidad de que eso ocurra es muy baja. 

Milton Friedman, profesor de Economía de la Universidad de Chicago, demostró que la política monetaria tiene un efecto rezagado y variable. De esto se desprende que los 81 mil millones de incremento de liquidez que aprobó recientemente la Junta Monetaria no tendrá un efecto inmediato sobre la inversión, el consumo y la actividad económica. 

En mayo de 2023, el Banco Central puso en marcha un programa de inyección de casi 200 mil millones de pesos y el PIB se expandió en un 2.4% entre junio y diciembre de 2023. Fue a partir del primer trimestre de 2024 que la economía creció a una tasa promedio superior a un 4%. En consecuencia, lo más probable es que en los próximos meses el PIB se incremente a un ritmo entre un 3% y un 3.2%, lo que llevaría la tasa de crecimiento anual al entorno del 3%.  Así las cosas, las autoridades volverán a corregir su proyección a la baja. 

¿Caerán las columnas de Hércules?

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 16 de junio de 2025.]

El dólar español, también conocido como el real de a ocho, fue la moneda más utilizada e importante del mundo durante el siglo XVI. La moneda del imperio “donde no se ponía el sol” tenía acuñado en su reverso el escudo de la corona española, con las columnas de Hércules a los lados rodeadas por una cinta con la inscripción “Plus Ultra.” De ahí surge el símbolo del dólar más conocido en la actualidad, el estadounidense. 

Desde la Segunda Guerra Mundial, el dólar ha sido la moneda dominante. La magnitud de la economía de Estados Unidos, la disponibilidad de oro en las bóvedas de la Reserva Federal, la extraordinaria profundidad y liquidez de su mercado financiero y el desplome del imperio británico facilitaron que el dólar se convirtiese en la divisa de preferencia. En la actualidad, la mayor parte de las reservas internacionales de los bancos centrales se denomina en dólares, y es la moneda más utilizada en las transacciones financieras y comerciales en todo el mundo. 

A pesar de su preeminencia, que brinda inmensos beneficios a Estados Unidos, el dólar muestra signos de debilitamiento. En agosto de 1971, Richard Nixon puso fin al sistema de Bretton Woods, cuando suspendió la convertibilidad del dólar en oro a una tasa de cambio fija, lo cual generó incertidumbre y mayor volatilidad cambiaria. Desde entonces, el valor del dólar depende del nivel de confianza en la economía estadounidense. Por ese motivo, las perturbaciones derivadas de la política arancelaria y fiscal de Donald Trump, junto con el vertiginoso incremento de los riesgos geopolíticos, han provocado en lo que va de año una significativa caída del valor del dólar frente a otras divisas. 

Entre el primero de enero y el 12 de junio de 2025, el Índice del dólar (DXY), que refleja su valor frente a una canasta de monedas, bajó de 108.49 a 97.92, lo que equivale a una depreciación de un 9.7%. Ese índice incluye el euro, el yen, la libra esterlina, el dólar canadiense, la corona sueca y el franco suizo.

En particular, el valor del dólar ha retrocedido, respecto al euro, un 15.2%, al subir la tasa de cambio de 1.0359 dólares a 1.1579 dólares por euro. Con relación a la libra esterlina, el dólar se depreció un 8.6% y, respecto al yen, perdió un 8.8%.

En cuanto al peso dominicano, la tasa de cambio pasó de 61.32 pesos por dólar el 31 de diciembre de 2024 a 59.35 pesos el 11 de junio de este año; esto es, registró una apreciación de un 3.2%. Dicho comportamiento contrasta con lo ocurrido durante el primer trimestre del año, cuando, debido a la expansión de la liquidez nacional, el peso se depreció un 3.4%, y la tasa de cambio se colocó en 63.43 pesos por dólar al 31 de marzo pasado. 

A diferencia de lo que ha estado sucediendo con el dólar, el precio del oro, que es el segundo activo más utilizado como reserva internacional, ha subido un 27.7% en lo que va de año. Los bancos centrales de la India, China y Turquía, entre otros, han aumentado la compra de oro a un ritmo récord para fortalecer el respaldo de su moneda y alejarse del dólar ante el aumento de su prima de riesgo relacionada con la capacidad de Estados Unidos de congelar activos financieros denominados en dólares, como lo hizo con Rusia después de la invasión a Ucrania.

La caída del dólar pudo haber sido mucho peor. Si Trump hubiese destituido al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, para nombrar a una persona partidaria de reducir la tasa de interés de referencia, la depreciación hubiese sido más acentuada. 

Hasta ahora, la fortaleza institucional que garantiza la independencia del banco central estadounidense ha prevalecido. No obstante, la negativa de Powell a acatar la solicitud de la Casa Blanca de recortar la tasa de interés de referencia en 100 puntos básicos, que implicaría una inyección de liquidez, llevó al presidente de los Estados Unidos a declarar hace unos días que “quizás tenga que forzar algo.” 

La creciente presión de Trump se produce justo antes de la próxima reunión de política monetaria, programada para los días 17 y 18 de junio. Sin embargo, el mercado sigue anticipando con alta probabilidad que la tasa de interés se mantendrá en el rango del 4.25% al 4.5%. Lo que sí puede provocar el ataque presidencial contra la Reserva Federal es que se mantenga el divorcio entre la tasa de rendimiento de las Notas del Tesoro y el ritmo de depreciación del dólar. Desde el anuncio de los aranceles recíprocos, a inicios de abril, se observa que, aun cuando se ha registrado un incremento del retorno de los instrumentos financieros estadounidenses, el dólar ha continuado perdiendo valor.  

La historia enseña que, tal como sucedió con el dólar español o la libra esterlina, las potencias emergentes aspiran a que sus monedas se conviertan en las divisas dominantes. China, que ha alcanzado una extraordinaria posición en el ámbito económico y militar, ha reducido su dependencia del dólar, pero no ha logrado que su moneda, el renminbi, genere la confianza necesaria para reemplazar al dólar en los próximos años. Por su parte, el euro funciona como un excelente complemento del dólar para diversificar riesgos financieros, pero no se percibe como su sustituto. Si el yen japonés no logró ser la moneda hegemónica durante su esplendor alcanzado en los años ochenta, menos lo hará en la coyuntura actual. En cuanto al bitcoin, muy utilizado para transacciones ilegales, es un activo financiero altamente volátil que no cumple con las funciones básicas del dinero y cuyo valor fundamental se encuentra cercano a cero, aun cuando el precio de mercado sea superior a los cien mil dólares. 

En definitiva, se puede afirmar que el dólar estadounidense se mantendrá como la moneda dominante en un mundo globalizado. En ese contexto, las actuales columnas de Hércules seguirán firmes. En los próximos años, Trump tendrá la oportunidad de fortalecer o debilitar el dólar, pero es poco probable que lo destruya.  

lunes, 9 de junio de 2025

Los consejos de Gita

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 9 de junio de 2025.]

El impacto perjudicial de la política arancelaria de Donald Trump no se ha manifestado todavía en los Estados Unidos. La tasa de desocupación de mayo se mantuvo en un 4.2%, nivel considerado cercano al pleno empleo. En dicho mes se crearon 139 mil puestos de trabajo y la tasa de inflación, medida por la variación relativa del Índice de Precios de Gastos de Consumo Personal, se colocó en abril en un 2.1%, muy cerca de la meta de inflación del 2%. 

A pesar de ese aparente buen desempeño económico, los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) son negativos. Gita Gopinath, primera subdirectora gerente de dicha institución, indicó recientemente en una presentación realizada en el banco central de Turquía que los altos aranceles reducirán la tasa de crecimiento mundial en, por lo menos, medio punto porcentual y que, en algunos países, como Estados Unidos, podría aumentar de manera significativa la tasa de inflación. 

La incertidumbre de la política comercial estadounidense y los posibles escenarios de variación de precios han llevado a la Reserva Federal, encabezada por Jerome Powell, a mantener por más tiempo una postura monetaria restrictiva. Se prevé que la tasa de interés de referencia seguirá inalterada hasta la reunión de septiembre. La doctora Gopinath, quien fue profesora en el Departamento de Economía de la Universidad de Harvard, advierte que las condiciones financieras restrictivas podrían afectar de manera desfavorable los flujos de capitales que se dirigen hacia las economías emergentes.

Según Gopinath, la transmisión de la política monetaria de los países emergentes depende de las condiciones financieras externas, relacionadas con la política monetaria estadounidense y con el acceso al financiamiento del mercado de capitales a través de la colocación de bonos soberanos. De esto se desprende que, a diferencia de lo que ocurre en las economías avanzadas, la influencia de la tasa de interés de referencia de los bancos centrales nacionales en las tasas de mercado es débil, en particular cuando se ejecuta una política monetaria sin consistencia temporal. 

En la República Dominicana se confirma ese análisis. Entre mayo de 2023 y enero de 2025, el Banco Central inyectó una masiva cantidad de liquidez y redujo la tasa de interés de política monetaria en 275 puntos básicos, hasta llevarla al 5.75%; sin embargo, la tasa pasiva, que se movía casi a la par con la tasa de referencia, solo bajó 81 puntos básicos y la tasa activa apenas disminuyó 69 puntos básicos. Esa anomalía monetaria se explica porque en dicho período la Reserva Federal solo redujo su tasa de interés de referencia en 75 puntos básicos y quedó en el rango que va del 4.25% al 4.5%, un nivel considerado restrictivo. Esto demuestra que la política monetaria de Estados Unidos es un determinante fundamental de las tasas de interés del mercado financiero dominicano y, por tanto, del ritmo de crecimiento del producto interno bruto (PIB). 

Gita Gopinath también señaló que la política monetaria de las economías emergentes tiene menor capacidad de mantener ancladas las expectativas de inflación. De sus palabras se desprende que, para fortalecer la confianza de los agentes económicos, es importante que no haya interferencias políticas en las decisiones del banco central y mucho menos dominancia fiscal, a fin de evitar un financiamiento del déficit del sector público a través de emisión monetaria, ya sea de forma directa o indirecta, en el presente o en el futuro. Para ella es esencial que los bancos centrales respondan con rapidez y firmeza ante los riesgos inflacionarios provenientes del exterior y eviten que la variación de precios se incruste en las expectativas, mediante mecanismos de indexación que acentúen la persistencia de la inflación.   

Es importante destacar que el Banco Central de la República Dominicana ha logrado preservar el anclaje de las expectativas de inflación. Una parte de ese resultado se explica por el subsidio de los precios de los combustibles y de la tarifa eléctrica. Esa decisión del Gobierno dominicano mitigó el impacto de la inflación importada sobre los precios y facilitó que las autoridades monetarias pudiesen mantener la expectativa de inflación cerca del 4%, lo que favoreció que la inflación bajara desde un máximo de un 9.64% en abril de 2022 y se moviera dentro del rango meta en los últimos 24 meses. 

Con relación al impacto de la tasa de cambio en la estabilidad de precios y financiera, la subdirectora gerente de FMI sostiene que, a pesar de que en muchas economías emergentes el efecto de las variaciones cambiarias sobre la inflación ha disminuido, sigue siendo significativo en comparación con lo que ocurre en las economías avanzadas. Se estima que, en los países en desarrollo, por cada 1% de depreciación de la moneda nacional respecto al dólar, los precios suben un 0.2%. 

Gopinath aconseja que la intervención en el mercado cambiario se lleve a cabo con cautela y solo cuando sea realmente necesario, como en situaciones de salida abrupta de capitales o de ataques especulativos contra la moneda. Esto significa que no se debe intervenir con el objetivo de reducir los movimientos cambiarios normales o de apreciar la tasa de cambio hasta un nivel que puede ser positivo para los importadores y consumidores, pero resulta insostenible en el largo plazo.  

La adopción de un esquema de metas de inflación en la República Dominicana en 2012 ha reducido el efecto de transmisión del tipo de cambio a los precios, al ser ese marco un apoyo del anclaje de las expectativas de inflación, lo que reduce la inercia inflacionaria. No obstante, las autoridades dominicanas podrían fortalecer dicho esquema mediante una comunicación más transparente y efectiva de sus decisiones de política monetaria. 

Finalmente, para asegurar el buen funcionamiento del marco de metas de inflación es imprescindible evitar la adopción de medidas monetarias zigzagueantes, subóptimas e inconsistentes, ya que generan una volatilidad e incertidumbre que podrían elevar el efecto traspaso de la depreciación cambiaria y de las perturbaciones a los precios. Una buena ejecución de la política monetaria fortalecería el proceso de asignación de los recursos productivos y propiciaría un entorno adecuado para enfrentar con éxito los choques externos y mantener un elevado ritmo de crecimiento económico.