lunes, 17 de noviembre de 2025

Estabilidad y crecimiento económico

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 17 de noviembre de 2025.]

La estabilidad macroeconómica resulta clave para el crecimiento del producto interno bruto (PIB) y la mejora del bienestar de la población. El Gobierno dominicano y el Banco Central tienen la responsabilidad de adoptar medidas que garanticen dicha estabilidad y promuevan la expansión económica, dentro de los límites impuestos por el entorno internacional. 

La política monetaria implementada en el país entre 2012 y 2019, junto con una inversión pública promedio anual equivalente a un 4% del PIB, creó un ambiente económico muy positivo. Durante ese período se aplicó un esquema de metas de inflación basado en reglas claras y transparentes, cuyos instrumentos monetarios se utilizaron, en general, de manera consistente. 

Dicho marco de política monetaria, sustentado en ajustes de la tasa de interés de referencia y en una gestión convencional de la liquidez coherente con la misma, facilitó la estabilidad de precios y mantuvo el anclaje de las expectativas de inflación en el entorno del centro del rango meta. Además, amortiguó las perturbaciones externas, redujo la volatilidad de las principales variables económicas y aumentó la predictibilidad necesaria para alcanzar un entorno favorable al crecimiento sostenido del PIB, que alcanzó un promedio anual de un 5.5% durante esos ocho años. 

A partir de marzo de 2020 se originaron nuevas restricciones internacionales que impactaron negativamente la economía dominicana. La pandemia del covid-19, la invasión de Rusia a Ucrania, el incremento de los precios de los combustibles, la flexibilización y posterior apriete monetario aprobado por la Reserva Federal, la persistencia de la tasa de inflación en Estados Unidos, los aranceles recíprocos de Trump y sus ataques contra la institucionalidad de la Fed constituyen desafíos difíciles de sortear.

En ese escenario, el Banco Central adoptó un enfoque de política caracterizado por una elevada discrecionalidad. La nueva política se distanció del esquema de metas de inflación, ya que se adoptaron medidas monetarias no convencionales, zigzagueantes, inconsistentes y subóptimas, las cuales ampliaron la incertidumbre originada por las perturbaciones económicas internacionales. 

La política monetaria elevó las desviaciones de sus instrumentos y, por ello, la de las principales variables macroeconómicas. La variación interanual de la oferta monetaria (M1) ha registrado una volatilidad que duplica la observada bajo el régimen de metas de inflación (2012-2019). Los cambios de los agregados monetarios se han reflejado en un incremento de la variabilidad de las tasas de interés (activa, pasiva e interbancaria) que multiplica por tres la registrada antes de la pandemia. La volatilidad de la variación mensual de la tasa de cambio es 4.7 veces superior a la registrada antes de marzo de 2020. Asimismo, el promedio del margen cambiario (la diferencia entre la tasa de cambio de venta y la de compra) se ha triplicado en el período discrecional.

El aumento de la incertidumbre ha distorsionado el proceso de asignación de los recursos productivos. Las masivas inyecciones de liquidez con tasas de interés subsidiadas, aprobadas en marzo de 2020, mayo de 2023, noviembre de 2024 y junio de 2025, generaron oportunidades de arbitraje e incentivaron a los agentes económicos a retrasar sus decisiones de inversión o consumo en espera de nuevos desembolsos de liquidez. 

La pérdida de efectividad de la política monetaria, acompañada de una inversión pública promedio de solo un 2.5% del PIB, explica que la tasa de crecimiento promedio del valor agregado se redujera a un 3.3% entre 2020 y 2025, cifra que es insuficiente para garantizar la sostenibilidad de la deuda pública en relación con el PIB. Cuanto más lento sea el ritmo de crecimiento económico, mayor debe ser el saldo primario de las finanzas públicas para garantizar la capacidad de pago de la deuda, lo que a su vez conllevaría nuevos recortes en el gasto de capital o una subida de impuestos. 

Respecto a los precios, puede afirmarse que, en general, el Banco Central ha mantenido de forma exitosa su estabilidad. Entre enero de 2012 y febrero de 2020, la tasa de inflación, medida por la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (IPC), se colocó en promedio en un 2.9%.  Posteriormente, debido a los choques externos y a las masivas inyecciones de liquidez registradas desde marzo de 2020, la tasa de inflación subió y alcanzó un pico del 10.5% en mayo de 2021. A partir de diciembre de 2021, las autoridades iniciaron un cambio de postura de la política monetaria hacia una más restrictiva y, con el apoyo de los subsidios a los combustibles, lograron que la tasa de inflación se situara desde mayo de 2023 hasta octubre de 2025 dentro del rango meta que va del 3% al 5%, con un promedio del 3.6%. Dicho resultado es relevante, dado que la inflación constituye el peor de los impuestos, pues penaliza en mayor proporción a los hogares de menores ingresos. 

En la actualidad, a pesar de esos buenos resultados, las autoridades monetarias deben observar con preocupación el comportamiento ascendente de los precios registrado desde junio de 2025, fecha en que se anunció la más reciente inyección masiva de liquidez a tasas de interés subsidiadas. La inflación anualizada, calculada a partir de la variación de los precios acumulada en el cuatrimestre de julio a octubre del presente año, ascendió a un 6.1%. En particular, el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas subió en esos cuatro meses a un ritmo anualizado del 11.2%, y el grupo de restaurantes y hoteles, que básicamente refleja el componente de comidas y bebidas fuera del hogar, se incrementó un 7%. 

Por último, la tasa de inflación subyacente anualizada, calculada con los datos de los últimos cuatro meses, rebasó el límite superior del rango meta y alcanzó un 5.4%. Ante ese comportamiento de los precios, vinculado con la política monetaria, es muy probable que las autoridades del Banco Central comiencen el año 2026 con una política más restrictiva, a fin de evitar un aumento desmedido de la inflación. El nuevo viraje monetario confirmaría que la inyección de liquidez aprobada en junio y las reducciones de las tasas de interés de referencia aplicadas en septiembre y octubre resultaron medidas incompatibles con la estabilidad macroeconómica. 

jueves, 13 de noviembre de 2025

El gasto en mantenimiento es una buena inversión pública

[Escrito el 14 de noviembre de 2025] 

Desde niño escuché a mi padre destacar la importancia del buen mantenimiento de la infraestructura pública. En numerosas ocasiones me decía que los recursos destinados a esa tarea no eran gastos, sino una inversión muy positiva que favorecía al pueblo dominicano. La no entrada en funcionamiento de las plantas eléctricas de emergencia del metro de Santo Domingo me hizo recordar los sabios consejos del gran Sasito.

Para las autoridades, responsables del gobierno dominicano, debió ser muy doloroso ver a madres caminar a oscuras con sus hijos de la mano en dirección a sus hogares porque el metro no funcionaba y no tenían posibilidades de tomar otro medio de transporte. Me imagino que esa triste realidad motivará a los funcionarios responsables a realizar las inversiones requeridas para que los servicios públicos funcionen de manera adecuada y logren así apoyar, sobre todo, a los segmentos más vulnerables de nuestra sociedad.   

El mantenimiento de los sistemas de transporte público, servicios de salud, carreteras, puentes, sistemas de agua y de energía eléctrica, entre otros, es fundamental para el buen desempeño de la economía y la mejora del bienestar de la gente. Además de prolongar la vida útil de los activos, el mantenimiento preventivo es mucho menos costoso que las reparaciones o la reconstrucción total necesaria en caso de ocurrir un evento catastrófico, como la caída de un puente o la explosión de una caldera. 

La inversión pública equivalente al 2% del PIB que se ejecuta en 2025 no es suficiente para llevar a cabo una buena política de mantenimiento de la infraestructura pública. Frente a esa realidad, no cabe duda de que es indispensable reducir el gasto corriente no prioritario y destinar ese ahorro a actividades de mantenimiento que permitan obtener el máximo provecho de los activos ya existentes en beneficio del desarrollo nacional.   

Cuidado con los aumentos de precios

[Escrito el 13 de noviembre de 2025]

El Banco Central de la República Dominicana ha mantenido de forma exitosa la estabilidad del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Desde mayo de 2023, la tasa de inflación, medida por la variación interanual del IPC, ha estado dentro del rango meta que va del 3% al 5%. Dicho resultado es muy importante debido a que la inflación es el peor de los impuestos, pues castiga en mayor proporción a los hogares de menores ingresos. 

Asimismo, la tasa de inflación subyacente, la que excluye la variación de los precios de los alimentos y combustibles, y que guarda una relación muy estrecha con la política monetaria, se ha conservado desde julio de 2023 por debajo del límite superior del rango meta. 

A pesar de esos buenos resultados, pienso que las autoridades monetarias deben estar muy preocupadas por el comportamiento ascendente de los precios registrado a partir de junio de 2025, fecha en que se anunció la más reciente inyección masiva de liquidez. 

En el cuatrimestre de julio a octubre del presente año, la inflación anualizada ascendió a un 6.1%. Entre otros, el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas subió en ese cuatrimestre un 11.2%; los servicios de educación un 14.6%; y el grupo de restaurantes y hoteles, que básicamente refleja el componente de comidas y bebidas fuera del hogar, se incrementó un 7%. 

Finalmente, la tasa de inflación subyacente anualizada en base a los últimos cuatro meses también superó el límite superior del rango meta, al ascender a un 5.4%. Frente a ese desempeño vinculado con la política monetaria, no me sorprendería que las autoridades del Banco Central comiencen el año 2026 con una postura más restrictiva para evitar que la inflación se les vaya de las manos. 

Se tambalea la burbuja de la IA

[Escrito el 10 de noviembre de 2025]

La semana pasada le ha fue mal a la burbuja financiera de la inteligencia artificial. En diversos comentarios he advertido que el precio promedio de las acciones de las empresas denominadas las “Siete Magníficas” se encuentra muy por encima de lo que puede explicar su flujo libre de efectivo esperado. Por ello, he indicado que en cualquier momento se desata el inicio del colapso de esa burbuja que podría significar la desaparición de riqueza financiera por una magnitud de millones de millones de dólares. 

El jueves pasado, el Nasdaq, que recoge el comportamiento del precio de las acciones de compañías tecnológicas, cayó un 1.9%. Ello se explica por el nerviosismo que se ha estado incubando por el excesivo gasto de capital que han estado realizando grandes empresas e instituciones financieras en componentes tecnológicos vinculados a la inteligencia artificial, como centros de datos y microprocesadores, que pueden hacerse obsoletos rápidamente. 

La cotización de un famoso fondo de inversión o ETF, por sus siglas en inglés, que recoge el comportamiento del precio de las acciones de las Siete Magníficas (MAGS) descendió el jueves en un 2%. Específicamente, el precio de la acción de Nvidia, el buque insignia de la burbuja, retrocedió un 3.7%; Tesla, lo hizo en 3.5%; y Amazon, en 2.9%. Asimismo, el precio de la acción de Meta, propietaria de Facebook, cayó un 2.7%; Microsoft varió en -2%; y Apple descendió un 0.14%. 

La única empresa que mostró un comportamiento positivo fue Alphabet, propietaria de Google, cuyo precio subió un 0.15%. 

Esta semana se registrará una recuperación de los índices bursátiles debido a la reapertura del gobierno estadounidense. No obstante, hay que analizar con profundidad las condiciones del mercado bursátil para determinar si se mantendrá o no la exuberancia irracional que ha creado la actual burbuja financiera. A mi entender, esa anomalía del mercado explotará con certeza, pero no se puede determinar con exactitud la fecha.  

lunes, 10 de noviembre de 2025

El peor de los costos

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 10 de noviembre de 2025.]

Las adolescentes pagan un precio muy elevado por una maternidad temprana. El embarazo en esa etapa de la vida genera un costo que se extiende tanto a la madre como a su hijo, ya que aumenta significativamente el riesgo de perpetuar la pobreza y la desigualdad. Una madre adolescente dispone de menos recursos y capacidad para garantizar una educación de calidad a sus hijos, lo que a su vez reduce las posibilidades de que estos alcancen mayores niveles de ingresos durante su vida laboral.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) estima que la maternidad temprana representa para quince países de América Latina y el Caribe un costo anual de 15,300 millones de dólares, equivalente al 1% de su producto interno bruto (PIB). Dicho cálculo incluye pérdidas relacionadas con la educación, la participación laboral, los ingresos, los gastos en salud y en otros servicios públicos. Según Naciones Unidas, el 88.2% del citado costo recae sobre las mujeres y su entorno, debido al impacto que tiene el embarazo adolescente sobre la educación y la posibilidad de insertarse en el mercado laboral. 

En Estados Unidos, un estudio de Kristin Moore y colegas demostró que posponer el embarazo apenas dos años y completar el bachillerato puede aumentar un 13.2% el ingreso promedio del hogar de los hijos cuando estos alcanzan los 29 años. La evidencia es clara: una madre con más formación académica cría hijos más sanos, productivos y con mejores oportunidades de desarrollo.

En la República Dominicana se registraron 17,846 embarazos en adolescentes durante 2024. Las tasas más altas se concentran en las zonas rurales y fronterizas como Elías Piña, Montecristi y Pedernales. La pobreza, la falta de educación y las uniones tempranas constituyen los principales detonantes. La edad promedio de la primera unión conyugal de las mujeres pertenecientes al grupo socioeconómico de bajos ingresos es de 17.9 años, mientras que las del grupo de ingresos altos asciende a 22.1 años. Aunque la Ley 1-21 prohíbe el matrimonio infantil, el 29.1% de las mujeres dominicanas con edad superior a los 18 años se casó o convivió por primera vez antes de esa edad. En zonas rurales, esa cifra aumenta hasta un 39.6%. 

La diferencia de edad con la pareja, el nivel educativo y la condición económica son factores determinantes del embarazo en adolescentes. Diversas investigaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) revelan que, por cada año adicional de diferencia de edad entre la adolescente y su pareja, la probabilidad de embarazo aumenta un 8%. Tener una pareja con estudios universitarios reduce esa probabilidad en un 75%, mientras que una posición económica más favorable la disminuye un 35%. 

El matrimonio infantil se traduce en mayor cantidad de hijos en el hogar. La unión temprana implica casi siempre un embarazo inmediato, lo cual conlleva que esas adolescentes tengan más hijos que otras que se unieron a una edad más adulta. Esto limita la capacidad de las madres adolescentes para insertarse en el mercado laboral, pues tienen que cuidar a sus hijos. Este proceso perpetúa el ciclo de pobreza y desigualdad. 

El abandono o deserción escolar incrementa la probabilidad de percibir bajos ingresos a lo largo de su vida. Las madres adolescentes presentan una mayor probabilidad de abandonar los estudios debido al embarazo. El 32% de esas jóvenes declaró que no se inscribió o asistió a la escuela durante el año escolar en que se embarazó. La necesidad de cuidar a los niños como factor que determina la decisión de interrumpir los estudios es más importante para el grupo de madres adolescentes que para las madres no adolescentes (23.4% frente a 5.6%). Posponer el embarazo permitiría a las jóvenes alcanzar niveles educativos más altos y acceder a mejores oportunidades laborales.  Cabe destacar que existe una asociación entre la maternidad temprana y la informalidad laboral: las mujeres que fueron madres durante la adolescencia presentan una tendencia más acentuada a trabajar por cuenta propia y, en promedio, a percibir menores ingresos.

La educación de los padres también constituye un factor determinante en el futuro escolar de los hijos. Tener una madre o un padre con formación universitaria reduce la probabilidad de desertar entre un 88% y un 76%. Por cada año adicional en la edad del embarazo de la madre, la probabilidad de abandono escolar de sus hijos disminuye un 5%. Esto revela la importancia de los programas de prevención del embarazo a edad temprana con el objetivo de disminuir la tasa de abandono escolar de sus hijos. 

El embarazo adolescente también se asocia con un mayor riesgo de mortalidad infantil. Los hijos de las madres adolescentes tienen una probabilidad de fallecimiento infantil 3.9 veces superior a la de aquellos nacidos de mujeres que se embarazan con más edad.

Ante esa realidad, resulta urgente diseñar e implementar estrategias efectivas orientadas a reducir la tasa de embarazos en la adolescencia. Además de garantizar el cumplimiento de la prohibición de las uniones tempranas, la evidencia empírica respalda la adopción de políticas integrales que mantengan a los jóvenes en la escuela. El objetivo debe centrarse en minimizar la deserción escolar para que la mayoría se gradúe, pueda obtener ingresos adecuados y cuando decida formar un hogar (por ejemplo, a partir de los 24 años) ocurra en condiciones de madurez y estabilidad, con una pareja de edad similar y no con una niña de menos de 18 años. 

Cada adolescente que logra completar su educación antes de ser madre representa un avance hacia una sociedad más justa. Evitar el embarazo en la adolescencia significa reducir uno de los costos sociales más regresivos: aquel que limita el potencial humano desde la infancia, interrumpe las trayectorias educativas y perpetúa la pobreza intergeneracional. Cada niña que no es obligada a convivir con un adulto da un paso hacia la equidad y abre la oportunidad de formar una familia en condiciones más dignas, alejadas de la pobreza. Y cada hijo que nace en un hogar con mayor estabilidad emocional, educativa y económica supone un activo que contribuye al bienestar y al desarrollo sostenible de la República Dominicana. 

lunes, 3 de noviembre de 2025

El Banco Central flexibiliza su política

[Escrito el 3 de noviembre de 2025]

El Banco Central decidió reducir por segunda ocasión consecutiva la tasa de interés de política monetaria. En su reunión de octubre recortó 25 puntos básicos y colocó la tasa de interés de referencia en un 5.25%. 

El objetivo de las autoridades es reducir las tasas de interés para estimular el ritmo de crecimiento económico. Ello es comprensible debido que la tasa de crecimiento del Indicador Mensual de Actividad Económica a septiembre arroja una variación promedio de un 2.2% y se proyecta que el año cerrará con un crecimiento de un 2.5%, la mitad del ritmo potencial. 

En la coyuntura actual, el énfasis en una postura monetaria expansiva presionará hacia arriba el tipo de cambio del peso frente al dólar. 

Para entender esa proyección cambiaria, basta con observar que la tasa de interés pasiva se redujo en 334 puntos básicos entre junio y octubre, situándose en promedio en octubre en un 6.36%. 

Ese nivel de tasa de interés pasiva es incompatible con la estabilidad cambiaria, ya que se encuentra por debajo del 10% que arroja la suma de la tasa de interés en dólares, la expectativa de depreciación anual del peso frente al dólar y la prima de riesgo país. Por tanto, se registrará un proceso de sustitución de pesos por dólares, que presionará hacia arriba la tasa de cambio. 

Para evitarlo, el Banco Central tendría que vender reservas internacionales en el mercado de divisas y/o colocar en el mercado letras y notas a elevadas tasas de interés, lo que sacaría pesos de circulación e incrementaría nuevamente la tasa de interés pasiva. 

Es muy probable que la expectativa de esa política zigzagueante explique el porqué la tasa de interés activa, la que influye sobre el consumo y la inversión, apenas se haya reducido 78 puntos básicos entre junio y octubre de este año, situándose en octubre alrededor del 14%. 

Así las cosas, es poco probable que se logre acelerar el ritmo de crecimiento económico en los próximos meses. 

Por una gestión pública eficiente

[Frente al Statu Quo. Publicado en Diario Libre el 3 de noviembre de 2025.]

La gestión eficiente de los servicios sociales provistos por el sector público repercute directamente en el bienestar de las personas. Esa afirmación resulta fundamental, dado el peso que tiene el gasto en educación y salud dentro del presupuesto público, así como su importancia en el proceso de acumulación de capital humano. 

Existe amplia evidencia empírica que demuestra que las políticas orientadas a elevar la calificación promedio de los administradores de los servicios sociales mejoran la eficiencia del Estado. En esa línea, los profesores de Economía, Pablo Muñoz (Universidad de Chile) y Cristóbal Otero (Universidad de Columbia, Estados Unidos), realizaron un riguroso estudio sobre el impacto de una política destinada a optimizar el desempeño de los gerentes responsables del suministro de servicios de salud pública en Chile. 

En su estudio “Managers and Public Hospital Performance,” publicado recientemente en la revista científica “American Economic Review,” los autores analizaron el efecto de la reforma aprobada en Chile en 2003 mediante la cual se estableció un sistema de elección competitiva del personal del sector público. En particular, se aborda el impacto de contratar al director general de los hospitales en función de su preparación académica y su experiencia laboral. En lugar de médicos sin conocimientos en gestión de centros de salud, se nombraron expertos en administración, economía, optimización de procesos y contabilidad. 

La tasa de mortalidad de los hospitales incluidos en el estudio se utiliza como indicador de desempeño. Entre los principales hallazgos, los investigadores destacan que la contratación de administradores con sólida formación gerencial redujo dicho indicador en 0.208 puntos porcentuales (equivalente a un 8%) durante los tres años posteriores a la adopción del nuevo sistema de selección del personal, a partir de una tasa de mortalidad promedio de un 2.6%, previa a la reforma. El círculo virtuoso se cerró con el establecimiento de un sistema de remuneración vinculado al desempeño, lo que permitió retener y atraer talento administrativo hacia la gestión hospitalaria, en beneficio directo de los pacientes chilenos.

En el ámbito educativo, también se ha comprobado que la calidad de la gestión de los centros escolares incide de manera positiva en el desempeño de los alumnos.  Los profesores de Economía, Víctor Lavy (Universidad de Warwick, Reino Unido), Adi Boiko (Hebrew University, Israel), y Genia Rachkovski (Northwestern University, Estados Unidos), publicaron en el año 2024 un ensayo en el que confirman que una gestión de calidad en las escuelas públicas mejora los resultados académicos de los estudiantes. Los autores comprobaron que los centros de enseñanza dirigidos por buenos gerentes exhiben prioridades más claras, procedimientos de trabajo bien definidos y un entorno con menor nivel de violencia estudiantil. En concreto, una mejora de una desviación estándar en la calidad del director ejecutivo conduce a un aumento aproximado de 0.04 desviaciones estándar en los puntajes de las calificaciones de los alumnos. 

La buena gestión educativa implica un proceso adecuado de contratación, supervisión y evaluación del profesorado. El objetivo de un administrador eficiente es adoptar medidas que maximicen el “valor agregado” de los docentes, cuantificado a través de los resultados de pruebas estandarizadas aplicadas a los alumnos preuniversitarios. Para alcanzar esa meta, es preciso que los sindicatos de maestros comprendan que el futuro de los estudiantes depende de la capacidad pedagógica de cada profesor. En consecuencia, quien no alcance un desempeño mínimo debe someterse a programas de capacitación o, en última instancia, a ser apartado del sistema de enseñanza pública. 

En 1998, Joshua D. Angrist (MIT, Estados Unidos), premio Nobel de Economía, y Víctor Lavy publicaron un ensayo sobre el efecto de la formación docente en el rendimiento estudiantil en matemáticas y lectura. Los resultados evidencian que el entrenamiento pedagógico impartido a los maestros en Israel mejoró las calificaciones de los alumnos entre 0.2 y 0.4 desviaciones estándar. Esa conclusión es relevante, porque debería motivar a los padres a exigir la evaluación del equipo docente para determinar su calidad y, en caso necesario, exigir su entrenamiento -en contenido y métodos pedagógicos- con el fin de mejorar su aporte al aprendizaje de sus estudiantes. 

Un ensayo más reciente, publicado en 2014, ratificó que la calidad de la formación del profesorado puede incrementar el rendimiento académico de los alumnos. Los economistas Raj Chetty, John Friedman (ambos profesores de la Universidad de Harvard, Estados Unidos) y Jonah Rockoff (Universidad de Columbia, Estados Unidos) demostraron también que el valor agregado de los maestros influye de manera positiva sobre el desempeño del estudiante cuando llega a la edad adulta. A partir de los datos correspondientes a un millón de niños escolarizados en centros públicos, los autores hallaron que aquellos que tuvieron mejores profesores presentaban una probabilidad más alta de continuar sus estudios y obtener salarios más elevados, además de registrar menor incidencia de embarazos adolescentes. Según sus estimaciones, sustituir un profesor poco capacitado por otro mejor incrementaría el valor presente del flujo de ingresos de los estudiantes en unos 250 mil dólares por aula. 

El nombramiento de administradores competentes en la gestión de los servicios públicos, como en las citadas áreas de salud y educación, genera un beneficio de mayor magnitud que el que se logra cuando la contratación es discrecional o producto del clientelismo político. Luis Garicano, profesor de Políticas Públicas en la London School of Economics (Reino Unido) y el economista Abel Sánchez señalaron en julio pasado que “mientras los directivos de las empresas públicas, los reguladores y los técnicos dependan de nombramientos políticos para mantener sus cargos y ascender, la corrupción seguirá siendo sistémica.” Ante ese panorama, recomiendan eliminar los cargos de libre designación y establecer sistemas de concursos públicos para la selección de directivos en empresas y organismos estatales. 

A la luz de la evidencia, puede concluirse que, al igual que logró Lee Kuan Yew en Singapur, resulta indispensable transformar el servicio público de la República Dominicana en una institución honesta y eficiente. Ello implica instaurar un sistema de contratación del personal basado en la meritocracia, pilar fundamental para alcanzar la eficiencia administrativa en el uso de los recursos públicos y, al mismo tiempo, reducir la corrupción y acelerar el ritmo de crecimiento económico.