[Escrito el 3 de noviembre de 2022]
El Banco de Inglaterra incrementó en 75 puntos básicos su tasa de
interés de política monetaria, colocándola en 3%. Esa variación, que es la
mayor desde 1989, es exactamente igual a la que aprobó ayer la Reserva Federal
y la semana pasada el Banco Central Europeo.
Andrew Bailey, el gobernador del banco central británico, señaló que la
tasa de interés no tendría que subir mucho más porque se pronostica que la
economía se mantendrá en recesión por cinco trimestres. Esa situación
económica, caracterizada por el aumento de la desocupación y la disminución de
la demanda de bienes y servicios, empujaría la tasa de inflación a la meta del
2%.
A mi entender esa afirmación es un deseo poco realizable, pues, el nivel
de tasa de inflación, que a septiembre llegó en términos interanuales a 10.1%,
implica la necesidad de una tasa de interés mucho mayor. Pienso que, si no se eleva
más la tasa de interés, los británicos tendrán que vivir hasta finales de 2024
con una tasa de inflación superior a la meta. Por tanto, estarán en el peor de
los mundos: recesión con inflación, que se denomina estanflación.
Esa posición menos restrictiva del Banco de Inglaterra contrasta con la
de Jerome Powell, quien enfrenta una tasa de inflación interanual a septiembre
de 8.2%. El presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos anunció ayer
que el pico de la tasa de interés de referencia será mayor al previamente
anunciado de 4.6%. El mercado prevé que hacia finales de 2023 la tasa de
interés de la Reserva se situará en 5.5%.
Por su parte, Christine Lagarde declaró hoy que una “recesión suave” en
la eurozona no será suficiente para controlar la inflación. Esas palabras
implican que el Banco Central Europeo seguirá subiendo su tasa de interés,
actualmente en 1.5%, para enfrentar la tasa de inflación, que en términos
interanuales se colocó en octubre en 10.7%. Lo preocupante es que esa posición
restrictiva de Lagarde contrasta con la que ella tenía el 28 de octubre pasado
cuando insinuó que la entidad que dirige tendría una postura monetaria menos agresiva,
siendo esto interpretado por los mercados como que se registraría una pausa en
el proceso de aumento de la tasa de interés a partir de diciembre.
A los mercados no les gusta que los gobernadores de los bancos centrales
muevan su posición como una veleta. Si usted es el gobernador y analiza rigurosamente
la situación económica y llega a la conclusión de que lo mejor para enfrentar
el problema, en este caso una elevada tasa de inflación, es una postura
restrictiva, manténgase firme como un halcón monetario hasta llegar a la tasa
de interés consistente con la meta de inflación. El gobernador que cambia de
tono periódicamente pierde credibilidad y hace más costoso el ajuste económico.
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