[Escrito el 8 de marzo de 2022]
El presidente Biden de los Estados Unidos decidió prohibir las
importaciones de petróleo y otras fuentes de energía provenientes de Rusia. Esa
medida provocó que el precio del crudo West Texas Intermediate (WTI) cerrase el
día en el entorno de 125 dólares por barril, registrando un aumento de 4.5%.
Ese precio, que se utiliza como referencia en la República Dominicana,
superó el límite superior que ayer estableció el gobierno como nivel a partir
del cual se trasladaría al consumidor final el costo adicional sin incluir el
impuesto ad valorem de 16%. Ante el vertiginoso aumento de los precios internacionales
de los combustibles, se prevé que los consumidores reducirán su demanda, aunque
menos que proporcional al aumento de los precios. Esa reducción de la demanda,
aunque sea de 0.3% por cada 1% en que aumenten los precios, es importante para
la sostenibilidad de las cuentas externas de la República Dominicana.
La data histórica del país revela que, por cada dólar que en promedio se
incremente el precio de los combustibles derivados del crudo, se deteriora en
casi 54 millones de dólares al año la balanza comercial. En lo que va de año el
precio del crudo ha subido en casi 49 dólares, equivalente a una variación
relativa de casi 64%. Esto implica, en términos anualizados, una carga
adicional sobre las cuentas externas que podría superar los 2,600 millones de
dólares.
Para que se tenga una idea de la importancia de esa variación
anualizada, cabe recordar que en 2019 la factura por concepto de petróleo y
derivados -es decir, excluyendo el gas natural- fue de 3,256 millones de
dólares, con un precio promedio de la canasta de combustibles de 61.81 dólares
por barril. En otras palabras, lo que se ha incrementado el precio de los
combustibles líquidos implica, en términos anualizados, un 80% de la suma
pagada en 2019 por la factura petrolera.
Ese traslado de recursos de los países importadores de combustibles,
como la República Dominicana, a los países productores implica un deterioro del
nivel de bienestar. Por eso cabe recomendar que la población de manera
responsable y solidaria con las finanzas públicas, las cuales se están
deteriorando por el aumento del subsidio que otorga el gobierno, adopte medidas
de ahorro de la cantidad de combustible utilizado. A nivel agregado, ese
comportamiento será positivo para las cuentas fiscales y externas, y a nivel
micro será beneficioso para los bolsillos de los consumidores.
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