[Escrito el 29 de octubre de 2021]
La decisión del presidente Luis Abinader de posponer la aprobación y
ejecución de la reforma tributaria aumenta la importancia del crecimiento
económico. El primer mandatario señaló que su gobierno se enfocará en promover
la expansión de las actividades productivas, que constituyen la base de los
ingresos tributarios. Para alcanzar ese objetivo es imprescindible mantener la
estabilidad macroeconómica. En ese contexto, se coloca nuevamente el peso de la
política económica sobre las columnas del Banco Central.
Héctor Valdez Albizu ha sido el Gobernador más exitoso en la historia del
organismo emisor. Hay que reconocer que ha sido el funcionario que mejores y
más eficaces medidas monetarias ha tomado, en la magnitud y el momento
oportuno, para enfrentar exitosamente diversos choques externos.
La crisis financiera asiática (1997),
el huracán Georges (1998), el desplazamiento de la industria textil de zonas
francas dominicanas por la industria china (2007), la Gran Recesión (2008) y un
precio del barril de petróleo a 140 dólares (2008) son algunos de los choques
externos que Valdez supo amortiguar de manera magistral, manteniendo la
estabilidad macroeconómica y la confianza en el peso dominicano.
En base a sus 22 años de gobernación, se estima que el valor esperado de
la inflación cuando Valdez es el jefe de la política monetaria es 5%. Sin
embargo, si se calcula desde 1966, cuando no es Valdez el Gobernador la tasa de
inflación promedio es 15%. Y, si se calcula desde los años ochenta, el valor
esperado de la inflación es 25%. Los datos hablan por sí solos: Valdez es
sinónimo de credibilidad en el peso.
En 2020, las medidas adoptadas para enfrentar el covid-19 provocaron el
peor choque macroeconómico registrado a nivel global. Los diversos episodios de
cuarentena y el cierre de las actividades productivas elevaron de manera súbita
la tasa de desocupación, deteriorando la capacidad de los agentes económicos de
generar ingresos y cumplir oportunamente sus compromisos financieros.
Ante ese brutal choque de oferta y demanda, las autoridades monetarias y
fiscales de la mayoría de los países reaccionaron mediante la adopción de
políticas muy expansivas. Los organismos internacionales, encabezados por el
Fondo Monetario Internacional, recomendaron la ejecución de programas fiscales
de ayuda a los segmentos más vulnerables, al mismo tiempo que se inyectaba
liquidez y se reducían las tasas de interés. En ese momento la prioridad pasó a
ser la actividad económica, aun cuando esto provocase un aumento -transitorio-
de la tasa de inflación.
La reacción de Valdez fue rápida y contundente. En marzo de 2020, el
mismo mes que llegó el covid-19 al país, el organismo emisor flexibilizó los
agregados monetarios inyectando la liquidez requerida por los agentes
económicos para minimizar la contracción de la actividad económica y, sobre
todo, evitar el deterioro de la cartera de los intermediarios financieros. Específicamente,
se otorgó la suma de 215 mil millones de pesos mediante la aprobación de 92 mil
préstamos a empresas y hogares a tasas de interés históricamente bajas.
Al comparar con los demás países de la región latinoamericana se puede
afirmar que esa estrategia monetaria fue exitosa, pues la recuperación
económica ha sido mucho más rápida de lo proyectado inicialmente. Este año se estima
que el PIB se expandirá por encima del 10%, siendo el país con mayor ritmo de
crecimiento de la región y una de las pocas naciones que supere en más de 3% el
nivel de PIB real promedio pre-pandémico.
La inflación acumulada a septiembre se encuentra, al igual que otros
países, por encima de la meta. No obstante, tal como indicó recientemente el
gobernador Valdez Albizu la inflación actual no se originó por factores
monetarios o fiscales. A diciembre de 2019, antes de que comenzara el covid-19
a hacer estragos a nivel internacional, la tasa de inflación interanual
dominicana fue de 3.7%. Si no hubiese ocurrido ese choque macroeconómico es
altamente probable que, en 2020, la tasa de inflación hubiese quedado dentro
del rango meta que es 4%±1%, pues, a pesar de la inyección monetaria que
se realizó desde marzo de ese año y la activa política de ayudas sociales, la
tasa de inflación de ese año cerró en 5.6%.
El problema inflacionario comenzó a ser notorio en 2021. La mayor parte
de la inflación de este año se explica por factores exógenos. El choque internacional
de oferta, la disrupción de la cadena de suministro a nivel global, el vertiginoso
incremento de los fletes y el aumento exponencial en los precios de los
combustibles han incrementado los costos locales de producción y elevado los
precios de un importante conjunto de bienes intermedios y finales importados.
Afortunadamente, la apreciación del peso dominicano de un 3.4%, registrada en
los primeros nueve meses del presente año, amortiguó un poco la inflación
importada.
Después de llegar a un máximo de 10.5% en mayo de 2021, la tasa de
inflación muestra una tendencia descendente, colocándose en septiembre en 7.7%.
Dado que las expectativas se encuentran ancladas en el entorno del objetivo de
inflación, y vista la confianza que tienen los agentes económicos en el peso
dominicano, es muy probable que para finales de 2022 la variación anual del IPC
converja al 4%. Por ese motivo, el Banco Central, que tiene el arsenal
necesario para reducir la inflación de manera más acelerada, prefirió otorgar
mayor importancia a la recuperación económica y la creación de empleo, dejando
que la inflación se mueva hacia abajo en función de la mejora del entorno
internacional.
La rapidez de la convergencia dependerá del grado de transitoriedad de
la tasa de inflación a nivel internacional. Si la inflación resulta ser un
fenómeno transitorio, como piensan Jerome Powell y Janet Yellen, presidente de
la Reserva Federal y secretaria del Tesoro de los Estados Unidos,
respectivamente, entonces se registrará en los primeros meses de 2022 un
descenso más acentuado de la inflación en el país, en particular desde que se
corrijan los cuellos de botella que existen por el lado de la oferta a nivel global.
Cuando esa convergencia de la inflación se registre el año próximo, y se
mantenga el ritmo de crecimiento del PIB por encima de 5%, se confirmará que el
gobernador Valdez evitó el colapso económico, una vez más. Y aseguró la
estabilidad económica que necesita el sector privado para seguir expandiéndose,
tal como lo ha hecho por más de dos décadas bajo su mandato monetario. Ese
crecimiento será la clave para que aumenten las recaudaciones tributarias y
mejore la posición fiscal del gobierno; resultado que será bien recibido por
las calificadoras de riesgo, los organismos financieros internacionales y los
tenedores de bonos.
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