[Escrito el 26 de julio de 2022]
El gobierno encabezado por Vladimir Putin ha reducido a un 20% el suministro de gas natural ruso a través del gasoducto Nord Stream I, impactando principalmente a Alemania, el motor económico de Europa. Esa decisión unilateral rusa provocó un aumento de 30% en el precio de ese combustible en dos días, colocándose el contrato a futuros para entrega el mes que viene en 210 euros por megavatio hora; ese precio es diez veces superior al promedio existente entre 2010 y 2020. Y se prevé que, hacia finales de año, o antes, el suministro de gas natural ruso pueda llegar a cero, lo cual provocaría sin duda alguna una recesión en Europa.
De acuerdo con varios estudios del Fondo Monetario Internacional,
existen fuentes alternativas, como el gas natural licuado (LNG, por sus siglas
en inglés) proveniente de los Estados Unidos, que pudieran sustituir el 70% del
gas natural ruso en un período de doce meses. Pero se estima que un recorte
total del suministro de gas ruso, que representaría un choque de oferta de casi
17% del mercado europeo de gas natural, tendría un impacto muy negativo debido
a los cuellos de botella en la infraestructura disponible para recibir y
transportar el gas natural licuado.
El recorte a cero del gas natural ruso provocaría a Hungría, la
República Checa y la República Eslovaca una pérdida de 4% en su producto
interno bruto (PIB). Alemania y Austria registrarían una pérdida de 2% en su
PIB e Italia de 3.7%. En general, se estima que la Unión Europea sufriría un
retroceso de 1.8% del PIB, a menos que logre mejorar la infraestructura que
permita su integración a los flujos internacionales de gas natural licuado, en
cuyo caso la pérdida de PIB sería de 0.4%.
Para enfrentar el recorte actual del suministro de gas natural, la Unión Europea ha acordado un recorte de un 15% en el consumo de ese producto. Esto implica que los hogares y las empresas tendrán que tomar medidas de ahorro de ese combustible. Asimismo, se promoverá el uso intensivo de la infraestructura que disponen algunos países, como España con sus seis terminales de gas natural licuado, para recibir y transportar el combustible hacia otros países como Alemania. Además, se recomienda que los precios a nivel de detalle reflejen rápidamente los nuevos costos de suministro para que así se reduzca la demanda, acentuándose el ahorro energético. Una medida cuya ejecución será dolorosa, en especial durante el frío invierno europeo.
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