viernes, 10 de junio de 2022

Suenan los tambores de estanflación

[Escrito el 8 de junio de 2022]

El Banco Mundial proyecta para este año una desaceleración económica y un aumento de la probabilidad de que se registre una estanflación global. Esto significa un período caracterizado por recesión, o contracción económica, junto a una elevada inflación. Ese es el peor de los mundos, pues implica simultáneamente la pérdida de empleos y la reducción del poder de compra de los ingresos. El resultado de ese tipo de evento económico es el deterioro de las condiciones de vida y el aumento de la incidencia de la pobreza.

En su más reciente informe sobre Perspectivas Económicas, el Banco Mundial prevé que el crecimiento mundial se reducirá de 5.7% en 2021 a 2.9% en 2022. Esa última cifra contrasta con el estimado de crecimiento de 4.1% que se había proyectado en enero para este año. Los coletazos de las medidas adoptadas para enfrentar el covid-19, en particular en China, la invasión rusa a Ucrania y los recientes aumentos de tasas de interés constituyen los principales factores que explican la reducción del crecimiento económico.

El Banco Mundial señala que muchos países no podrán evitar una contracción de su producto interno bruto. En otras palabras, a esos países, entre los que se encuentran los importadores netos de combustibles, en particular los más dependientes del gas natural y del petróleo crudo provenientes de Rusia, no le despinta nadie una etapa de recesión o fuerte desaceleración de las actividades productivas.

Ese resultado se une a la persistente inflación, acentuada por los recientes incrementos de precios de los combustibles y alimentos, para crear el reto de política económica más importante desde los años setenta. En la actualidad casi la totalidad de los países de economía avanzada y alrededor del 90% de los países en desarrollo registran una tasa de inflación superior a la meta establecida por su banco central. Por eso la mayoría ya ha aumentado la tasa de interés de referencia.

El organismo financiero internacional proyecta que, el nivel de ingreso per cápita de las economías en desarrollo para este año, se colocará casi un 5% por debajo de su tendencia previa a la pandemia. Esto significa que, si no hubiese ocurrido la pandemia ni la guerra en Ucrania, la población de esos países en desarrollo estuviese gozando de ingresos más altos y mayor grado de sostenibilidad de su deuda pública.

El presidente del Banco Mundial, David Malpass indicó en un reciente artículo que un incremento de la oferta de bienes básicos es la solución a la estanflación. En ese contexto, señaló que es esencial aumentar la oferta de alimentos y de combustibles, entre los que pienso deben encontrarse petróleo crudo y sus derivados, gas natural y carbón mineral. Malpass también recomendó que se eviten las medidas de prohibición a las exportaciones, como recientemente aprobó la India para el caso del trigo, pues esas restricciones comerciales exacerban los aumentos de precios internacionales de esos bienes. Los más perjudicados con esas medidas restrictivas son los países importadores netos de esos alimentos y, en especial, las economías en desarrollo como la dominicana.

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