[Escrito el 22 de junio de 2022]
Vladimir Putin, el jefe de Rusia, sabe golpear donde más duele
económicamente. La invasión rusa a Ucrania ha provocado aumentos generalizados
de precios de alimentos y combustibles a nivel global. Las sanciones económicas
de Estados Unidos y sus aliados europeos han sido respondidas con recortes de
combustibles -petróleo, gas natural y carbón-, así como con la disrupción de la
cadena de suministro de alimentos y fertilizantes.
Ese choque de oferta se ha unido a los efectos por el lado de la demanda,
provocados por políticas monetarias y fiscales expansivas, para generar la
mayor tasa de inflación en cuarenta años en los Estados Unidos. A mayo, la tasa
de inflación medida por el cambio relativo del índice de precios al consumidor
se colocó en 8.6%. Y lo mismo sucede en Europa, con una inflación de 8.1% y en
el Reino Unido con 9.1%.
Putin ha estado recortando el suministro de gas natural a Europa como
reacción a las sanciones impuestas contra Rusia. La semana pasada recortó en
60% la capacidad de suministro del principal gasoducto a Alemania, nación que importaba
el 55% de su gas natural desde Rusia. La menor disponibilidad de gas natural ha
hecho que Alemania decida poner en marcha, por lo menos por dos años, 10
gigavatios de capacidad de generación de electricidad producida con carbón.
Esto es equivalente a 13 unidades de generación del tamaño de la Central
Termoeléctrica Punta Catalina.
La Agencia Internacional de Energía advirtió que el suministro de gas
natural ruso a Europa podría desaparecer hacia finales de año. Ese recorte
implica un gran reto para Europa, dado el aumento de la demanda que se registra
en invierno. El jefe de esa Agencia, Fatih Birol, prevé que ese recorte de gas
natural ruso es una medida para aumentar la capacidad de presionar a Europa y
debilitar su apoyo a Ucrania.
Por el lado de la disponibilidad de alimentos, también hay un golpeo
sistemático ruso. Además de tener bloqueado el acceso al puerto de Odesa,
principal vía de salida de granos desde Ucrania hacia Europa y el resto del
mundo, Rusia ha estado bombardeando la infraestructura alimentaria de Ucrania.
El objetivo de esos ataques rusos es reducir la capacidad exportadora de
Ucrania, lo cual repercute inmediatamente sobre el nivel de precios
internacional de granos y aceite de girasol. Actualmente hay 18 millones de toneladas
métricas de granos almacenadas en silos que no pueden salir de Ucrania y corren
el peligro de dañarse o ser destruidos por ataques rusos. Definitivamente,
Putin sabe golpear donde más duele, en el estómago y el bolsillo de la gente.
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