[Escrito el 1 de junio de 2022]
La economía dominicana está enfrentando severos choques externos.
Afortunadamente, “políticas [económicas] bien secuenciadas,” que iniciaron en
marzo de 2020 y seguido desde entonces hasta el presente, han ayudado a
minimizar el impacto recesivo del covid-19, apoyado la recuperación de las
actividades productivas y amortiguado el efecto de los choques por el lado de
la oferta provenientes del exterior.
En el período enero-abril de 2022 el indicador mensual de actividad
económica (IMAE) registró un crecimiento promedio de 5.8%. Esa tasa de
crecimiento se coloca por encima del ritmo potencial, llevando al Banco Central
a proyectar un crecimiento de un 5% para el presente año. Esa expansión del PIB
permite crear la cantidad suficiente de puestos de trabajo para absorber el
incremento de la población económicamente activa anual.
Ese comportamiento del mercado de trabajo reduciría el impacto negativo
que tiene la inflación sobre los hogares dominicanos, pues eleva la
probabilidad de que en un hogar haya más de una persona generando ingresos
laborales. Al aumentar el monto total de ingresos por hogar, se compensa el
deterioro del poder de compra de los ingresos provocado por los incrementos de
los precios internacionales de los alimentos y combustibles.
El aumento de las remesas familiares también ha favorecido el
sostenimiento de la demanda agregada y, por tanto, estimulado el crecimiento
económico. En el período enero-abril de este año, las remesas llegaron a 3,206
millones de dólares, superando en casi 880 millones de dólares el monto
recibido por ese concepto en 2019.
Actividades que registraron muy buen desempeño en el primer cuatrimestre
del año son: hoteles, bares y restaurantes (39.9%); manufactura de zonas
francas (8.2%); transporte y almacenamiento (8.2%); comunicaciones (7.6%);
salud (7.4%); comercio (7.1%); servicios financieros (6.5%); y construcción
(4.6%). El turismo y zonas francas están estrechamente vinculados con el
entorno internacional, lo cual implica un reto para las autoridades, públicas y
privadas. Este es el momento de trabajar intensa y coordinadamente para que, en
caso de haya un achicamiento del pastel global, la parte que le toque a
República Dominicana no se reduzca.
Una de las principales metas del gobierno del presidente Luis Abinader es
mantener la estabilidad macroeconómica, que es clave para la inversión y
creación de empleo. La credibilidad del Banco Central y una adecuada política
monetaria mantendrán ancladas las expectativas de inflación, y hará converger
la tasa de inflación a la meta en el horizonte de política. Esa estabilidad macroeconómica
le permitiría al sector privado soportar lo mejor posible los terribles choques
de oferta externos, que impactan negativamente sobre la economía dominicana y
el bienestar de nuestra gente.
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