[Escrito el 16 de mayo de 2022]
En el año 2014, el presidente chino Xi Jinping, señaló: “El crecimiento
de la economía china es una importante fuerza motriz del crecimiento de la
economía mundial.” Hoy, ocho años después, esa afirmación se ratifica.
La decisión de imponer una férrea cuarentena y limitar la actividad
económica a 26 millones de personas en Shanghái, la mayor ciudad de China, con
la justificación de enfrentar la propagación del covid-19, ha debilitado el
crecimiento económico de la segunda economía del mundo. La producción
industrial cayó en 2.9% en abril con relación al mismo mes del año anterior,
subiendo la tasa de desocupación a 6.1%, su nivel más elevado desde febrero de
2020 cuando alcanzó 6.2%. El consumo privado también descendió, manifestándose
en una contracción interanual de 11.1% de las ventas al por menor. De acuerdo
con el Wall Street Journal, Citigroup proyecta que el crecimiento económico
chino será de apenas 4.2%.
La cuarentena aplicada por las autoridades chinas ha acentuado la
disrupción de la cadena de suministro y ha reducido el abastecimiento de
productos a nivel mundial, repercutiendo negativamente sobre las empresas en
países avanzados y en desarrollo. Ese nuevo choque de oferta tiende a elevar
los precios y a reducir la actividad económica en esas naciones. Los mercados
bursátiles reaccionaron negativamente. En el caso de los Estados Unidos, el
Nasdaq cayó 1.2%; el S&P 500 retrocedió 0.4%; y el Dow se mantuvo
relativamente constante.
Para entender las decisiones tomadas por el gobierno chino hay que asistirse
de las opiniones de expertos sobre ese gigante asiático. Lee Kuan Yew, padre de
la patria de Singapur y forjador de su milagro económico, afirmó hace diez años
que China tenía la intención de ser la potencia más grande del mundo. Y añadió
que ese país tiene la capacidad de poner sanciones económicas simplemente
negando el acceso a un mercado con una población superior a los 1,400 millones
de personas. Lo que se ha demostrado en meses recientes, en función de las
restricciones económicas establecidas en Shanghái, es que China no sólo puede
poner sanciones o provocar un impacto negativo limitando el acceso a su mercado
interior, sino limitando el acceso a su oferta de productos. En ese contexto,
cabe destacar que la contraparte de la congestión de contenedores en ese puerto
registrada durante varios meses fueron anaqueles vacíos en las tiendas del
resto del mundo y, obviamente, mayores precios.
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