[Escrito el 28 de febrero de 2022]
El fuego de la inflación devora los bolsillos de los agentes económicos a nivel global. Ese fenómeno se explica por una recuperación más rápida de la demanda con relación a la oferta de bienes durante la etapa final de la pandemia del covid-19. La República Dominicana, con una inflación interanual a enero de 8.7%, no escapa a esa realidad. Por tanto, el principal objetivo de las actuales autoridades es adoptar medidas para reducir la inflación y amortiguar sus efectos sobre la población pobre y vulnerable.
El presidente Luis Abinader señaló ayer, en su discurso de rendición de
cuentas ante la sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso Nacional, que
la inflación importada es el principal factor que explica los aumentos de
precios que se registran en la economía dominicana. Y tiene razón, la inflación
interanual a enero de nuestro principal socio comercial, los Estados Unidos, se
colocó en 7.5%; el mayor nivel en cuarenta años.
Ante esa realidad, el gobierno ha venido adoptando algunas medidas que
tienden a reducir el impacto importado de la inflación. El congelamiento de los
precios de los combustibles, que le cuesta a la semana al gobierno más de quinientos
millones de pesos, es una medida que reduce el efecto del aumento de los
precios del petróleo, que ha estado bordeando los cien dólares por barril. La
apreciación del tipo de cambio nominal, registrada por el mantenimiento de la
confianza en el peso dominicano que ha logrado el Banco Central, es otra medida
que le quita presión a la inflación importada.
Lamentablemente, el sistema de impuestos a los bienes importados está
jugando el papel de un pirómano inflacionario. En efecto, la Dirección General
de Aduanas, que pudo haber reducido el valor de la base imponible compuesta por
el precio de los bienes importados, sean finales o insumos, y el monto de los
fletes, ha preferido beneficiarse de las recaudaciones extraordinarias
derivadas del aumento exponencial de los precios de bienes importados. Esto
dificulta el trabajo del Banco Central, pues eleva la tasa de interés necesaria
para alcanzar la meta de inflación o amplía el plazo para alcanzarla.
El impacto inflacionario de los impuestos aplicados por la Dirección
General de Aduanas se pone de manifiesto en un aumento inesperado, por encima
de lo presupuestado, de las recaudaciones tributarias. En enero de este año las
recaudaciones de Aduanas, por arancel e Itbis principalmente, se incrementaron
en casi un 42% con relación al mismo mes del año 2021, superando en 4,696
millones de pesos el monto presupuestado.
Ante esas recaudaciones aduanales inesperadas, el presidente Abinader podría ejecutar dos acciones a favor del pueblo. Por un lado, reducir la base imponible que utiliza esa entidad, basándose en los precios y fletes previos a la pandemia. Por otro lado, enviar el monto que se ha recaudado en Aduanas por encima de lo presupuestado a una cuenta especial, con el objetivo de otorgar subsidios a los más pobres y vulnerables para compensarlos por el aumento de la inflación importada, la cual ha sido exacerbada por el pirómano inflacionario aduanal que ha estimulado la inflación que devora los bolsillos de todos los dominicanos.
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