[Escrito el 10 de septiembre de 2021]
La entrega del 30% de los ahorros previsionales en Chile, en tres
partidas cada una de 10%, significa el inicio del desmonte del sistema de pensiones
de capitalización individual en ese país. La situación actual es que, después
de ese retiro de ahorros, se estima que hay más de dos millones de chilenos que
no recibirían pensiones cuando lleguen a los 65 años, cifra que superará los
cuatro millones de personas si se realiza un cuarto retiro de 10%. Han
destruido en pocos meses lo que inició como un sistema de pensiones
financieramente sostenible en 1981.
Los más perjudicados con esa política de retiro de fondos serán los
trabajadores cuando lleguen a ser envejecientes. Se estima que el retiro del
30% provocará una disminución de un 33% en el monto de las pensiones de las
mujeres y de un 24% en la pensión de los hombres.
El impacto no se limita a nivel de cada trabajador. El retiro de los
fondos previsionales tendrá severas repercusiones macroeconómicas. El más
reciente informe de política monetaria del Banco Central de Chile revela que el
retiro de ese ahorro se ha utilizado para consumir bienes durables, como
automóviles, televisores, celulares, neveras, entre otros bienes. El aumento de
la demanda agregada ha presionado hacia arriba la tasa de inflación y el tipo
de cambio, convirtiéndose el peso chileno en una de las monedas que más se ha
depreciado en los últimos meses en el mundo, lo cual llevó a las autoridades
monetarias a incrementar la tasa de interés de política entre julio y agosto en
100 puntos básicos, colocándola en 1.5%. Se prevé que la política monetaria
seguirá haciéndose más restrictiva en los próximos meses.
El aumento de precios significa que con el mismo nivel de ingresos se
reducirá la cantidad de bienes y servicios que podrán adquirir los
trabajadores. Más todavía, el aumento de las tasas de interés implica que se
reducirá el valor de mercado de los títulos financieros que componen su ahorro
previsional remanente. Esto crea un círculo vicioso que perjudica a los
trabajadores, pues reduce el monto de la pensión futura.
El aumento de la tasa de interés y la reducción del financiamiento de
largo plazo repercutirá negativamente sobre la inversión, disminuyendo la tasa
de crecimiento del PIB potencial. Esto significa menor nivel de ingreso laboral
y un aumento de la incidencia de la pobreza.
Ante esta realidad chilena, reitero mi consejo a todos los trabajadores
dominicanos de que protejan sus ahorros previsionales, y no escuchen los cantos
de sirena proveniente de aquellos que quieren establecer en el país un sistema
de pensiones de reparto como el antiguo IDSS. Un retiro anticipado del 30% de
sus ahorros es equivalente a darse hoy una borrachera. Quizás eso brinde mucho
placer en el corto plazo, pero la resaca posterior será brutal. Ya Chile
comenzó a sentirla.
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