[Escrito el 13 de julio de 2021]
La inflación en los Estados Unidos, medida por
la variación interanual a junio del índice de precios al consumidor, se colocó
en 5.4%. Ese crecimiento de precios, que es el más elevado desde agosto de
2008, superó la inflación esperada para ese período que era de 4.9%.
En términos mensuales, la inflación de junio
fue de 0.9%, que anualizada significaría una variación de precios de 11%.
Obviamente, no se prevé que cada mes los precios se incrementen a esa tasa. Lo
más probable es que la tasa de inflación comience a disminuir, hasta colocarse
en el entorno del 3% en los próximos meses y alrededor de 2% en dos años.
Mientras esa convergencia ocurre, los agentes
económicos se mantendrán nerviosos porque no saben cuál será la reacción de la
Reserva Federal. Y no es para menos, pues una política monetaria que suba la
tasa de interés reduciría la inflación, pero impactaría desfavorablemente el
crecimiento económico. Al mismo tiempo, provocaría un retroceso del precio de
las acciones y otros instrumentos financieros derivados.
Afortunadamente, la autoridad monetaria de los
Estados Unidos sigue pensando que la inflación actual es transitoria. El
incremento de casi 11% en el precio de los vehículos usados explica un tercio
del aumento del IPC del mes de junio. Me imagino que otra buena parte está relacionada
con el incremento de los precios de los combustibles y de los costos laborales,
lo cual llevó a que el 47% de los pequeños negocios incrementasen sus precios
el mes pasado.
Esos elementos están relacionados con el rezago
de la oferta, incluyendo la de mano de obra, frente al vertiginoso aumento de
la demanda generada por la apertura post-covid. Se estima que la economía
estadounidense, que se expandió en un 6.4% en el primer trimestre del año,
aceleró su ritmo de crecimiento hasta colocarse en un 9.1% en el segundo
trimestre. Un aspecto muy positivo para la economía global, que compensa
parcialmente lo malo del aumento de precios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario