[Escrito el 30 de abril de 2021]
Joe Biden, presidente de los Estados Unidos,
está demostrando que no llegó a perder el tiempo ni a marear a su población.
Desde que comenzó su mandato adoptó medidas para acelerar el proceso de
vacunación contra el covid-19 y recuperar simultáneamente la economía de los
más pobres y vulnerables.
En un discurso pronunciado el miércoles frente
a una sesión conjunta del Congreso, Biden señaló que los Estados Unidos se está
moviendo hacia adelante. Y dejó claro que su país se encuentra compitiendo con
China y otros países para ganar el Siglo 21.
Para alcanzar ese objetivo, Biden tratará de
obtener el apoyo de los Republicanos, para crear juntos empleos y bienestar
para su gente. El presidente estadounidense no pierde tiempo con ataques
estériles a ese partido político como si se mantuviese en la campaña electoral.
Sabe que la unión es necesaria, para conseguir la aprobación de la sociedad de
los planes de gasto e inversión que tiene y para que se acepten las
modificaciones impositivas que se requieren para financiarlos.
La administración de Biden afirma que el
gobierno es una fuerza clave para promover el crecimiento económico con
justicia social. En vez de congelar la inversión pública, como recomendarían
los economistas de la escuela austríaca, decide expandirla para estimular la
demanda agregada, tanto de consumo como de inversión, del sector privado.
Biden se sienta a trabajar intensamente.
Después de presentar su programa de rescate de 1.9 millones de millones de
dólares, publicó su paquete de inversión en infraestructura de 2.25 millones de
millones de dólares. Y esta semana presentó el Plan de las Familias Americanas
que destinará 1.8 millones de millones de dólares para el cuidado infantil y la
educación. El objetivo de esa masiva inversión pública, que se ejecutará en los
próximos diez años, es modernizar los Estados Unidos, basándose en un avance de
la calidad del capital humano y de las infraestructuras físicas y digitales.
A diferencia de la reforma tributaria
presentada en Colombia, que afectará principalmente a los más pobres y
vulnerables, el presidente Biden financiará su programa de inversión y gasto
público mediante el aumento de los impuestos a los contribuyentes con ingresos
superiores al millón de dólares al año y a las empresas. Además de subir la
tasa de impuesto sobre la renta, la tasa de impuesto sobre la ganancia de
capital de los más ricos se incrementará a 43.4%, muy por encima del 23% que
prevalece actualmente.
El plan de estímulo económico de Biden, unido a
la aceleración del ritmo de vacunación, ha favorecido el consumo privado y la
recuperación de la economía. En el primer trimestre de este año la economía se
expandió a una tasa anual ajustada estacionalmente de 6.4%, colocando su
economía a un punto porcentual del nivel máximo registrado antes de la pandemia
en 2019. El avance adicional que se logrará con la política fiscal expansiva revela
que sería muy positivo estudiar las lecciones del presidente Biden.
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