[Escrito el 30 de abril de 2015]
A pesar de
las dudas, la economía española se recupera. El producto interno bruto (PIB) de
España se expandió en 0.9% en el primer trimestre de 2015 con relación al
último trimestre de 2014. Esto significa que esa economía está creciendo a un
ritmo anual de 2.6%, lo cual entierra definitivamente el fantasma de la
recesión que agobió a los españoles entre 2008 y 2013.
El caso de
España es el ejemplo que muestra la Unión Europea a Grecia. Mientras esta
última prefiere incumplir con los pagos de la deuda externa, España ha
realizado su tarea, adoptando medidas de consolidación fiscal que han reducido
el ritmo de endeudamiento público.
España
también flexibilizó su mercado laboral, facilitando que la estructura
productiva volviese a crear puestos de trabajo. La tasa de desempleo sigue
alta, pero ha bajado de 26% a 23%. De acuerdo a las estadísticas oficiales se
observa un aumento del empleo en el sector construcción y turismo.
La mejoría
laboral se traduce en mayor confianza en la economía, estimulando el consumo privado
–que representa más de la mitad del PIB- y la inversión de los agentes
económicos. El aumento de la demanda agregada interna está siendo apuntalado
por la reducción de los precios de los combustibles.
Además se prevé que la
depreciación del euro impacte favorablemente las exportaciones de bienes y
servicios españoles, acelerando todavía más el ritmo de crecimiento económico
en los próximos trimestres.
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