El Banco
Central de la República Dominicana publicó recientemente un interesante
análisis sobre la evolución de la productividad laboral promedio y los salarios
reales. De acuerdo a sus cálculos desde la década pasada los salarios reales
crecen a un ritmo mucho menor al que registra la productividad media.
Esa
evidencia –en adición a otros factores- ha sido utilizada por organismos
internacionales para explicar el porqué, a pesar del elevado crecimiento del
PIB per cápita, la pobreza sigue siendo alta y la distribución de la renta muy
desigual. Para el Banco Mundial “es paradójico el hecho de que los salarios
reales sean estáticos o hayan decrecido en los sectores que tienen alto
crecimiento en productividad.” Ese bajo ritmo de crecimiento de los salarios disminuye
la vinculación de la creación de valor agregado y la equidad.
El Dr. Pedro
Silverio, profesor de Economía y pasado Gerente del Banco Central, comentó en
un artículo publicado el viernes 11 de julio pasado que “el Órgano Monetario
plantea que el salario real ha quedado rezagado en comparación con la
productividad de los trabajadores, lo cual pudiera no ser cierto.” Y afirma que
si se realiza una descomposición de la productividad media para atribuir a cada
factor de producción su aporte en términos marginales es muy probable que el
crecimiento del salario real resulte por encima de la productividad laboral. Su
conclusión se basa en el hecho de que “toda la productividad de la economía no
puede ser atribuida exclusivamente al factor trabajo.”
Existen, por
lo tanto, dos hipótesis. La primera, la del Banco Central, establece que el
salario real debió subir –y no lo hizo- a un ritmo proporcional al de la productividad
media. La segunda, la de Silverio, sostiene que, al tomar en consideración la
remuneración del capital y la tecnología, el salario real creció por encima de
la productividad media atribuible al factor trabajo.
La teoría
económica sostiene que el salario real, es decir, medido en términos de unidades
de producción, debe moverse con la productividad
marginal del trabajo. Esta se define como la cantidad de bienes o servicios que
un empleado adicional puede producir,
manteniendo constante el resto de los factores productivos.
Dado que la
productividad marginal del trabajo no se cuantifica a nivel agregado, se
utiliza para el análisis la productividad media. Esta sustitución es posible
porque se puede demostrar fácilmente que esa productividad marginal es una
proporción –menor a la unidad- de la productividad media.
Lo anterior
significa que, si se mantiene constante el factor de proporcionalidad, cuando sube
la productividad media también debe hacerlo la productividad marginal del
trabajo. Y si la productividad marginal se incrementa también deben subir los
salarios reales a un ritmo similar. Esto permite aceptar la hipótesis del Banco
Central.
A esa
conclusión se puede llegar sin que sea necesario “atribuir al factor trabajo
toda la productividad [media] de la economía.” De hecho, al señalar que la
productividad marginal del trabajo es una proporción –menor a la unidad- de la
productividad media, se está reconociendo que existen otros factores de
producción que explican el resto del nivel de la productividad media. Y, dado
que el salario real desde la década pasada se ha mantenido relativamente
estancado mientras ha subido la productividad marginal del trabajo, se puede rechazar
la hipótesis del Dr. Pedro Silverio.
Queda
pendiente responder la siguiente pregunta: ¿Qué sucedió en la economía
dominicana, principalmente desde mediados de la década pasada, que explique el
porqué los salarios reales han crecido menos que la productividad laboral?
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