Durante el día viernes 3 de mayo los mercados bursátiles
norteamericanos alcanzaron máximos históricos.
El Dow Jones, que refleja la evolución del precio de las
acciones de 30 grandes empresas, se incrementó en 0.96% y superó por varios
minutos los 15 mil puntos.
Mientras, el S&P 500, que muestra el comportamiento de
500 compañías privadas, subió un 1.05% y rompió el record de los 1,600 puntos.
La causa principal fue la noticia del desempeño del mercado
laboral en los Estados Unidos. Hoy en la mañana se publicó que en abril se
crearon 165 mil nuevos puestos de trabajo no agrícola, superando los 138 mil
creados en marzo. Esos nuevos empleos redujeron la tasa de desempleo de 7.6% a
un 7.5%, creando expectativas positivas sobre la demanda futura de bienes y
servicios.
La reacción de los inversionistas a esa noticia fue
inmediata. Se desprendieron de los bonos y adquirieron acciones, pues prevén un
aumento de los beneficios de las empresas y quieren ser parte de esa
recuperación.
Obviamente, no todo fue positivo. La confirmación de que la
economía norteamericana se recupera también produjo un incremento de 1.62
dólares en el precio del petróleo hasta situarlo en 95.61 dólares el barril,
pues se espera que un mayor crecimiento económico demande mayor cantidad de
combustibles.
Para países importadores netos de petróleo, el aumento de
ese precio es negativo. Para el caso de la República Dominicana, por cada dólar
que se incremente el precio del barril del petróleo aumenta la factura de importaciones en 55 millones de dólares
anuales.
Afortunadamente, la onza de oro subió en 2.90 dólares,
llegando a los 1,470.50 dólares. Esto sugiere que nuestro colchón ante los
movimientos del precio petróleo sería el monto exportado de oro. De ahí se
desprende la importancia de una buena renegociación del contrato con la Barrick
Gold.
Esto nos permitiría estar protegidos ante la parte negativa
de la recuperación mundial.
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