Frente al Statu Quo [Diario Libre, 8 de abril de 2024]
Entre diciembre de 2005 y marzo de 2024 la tasa de cambio del peso frente al dólar subió a un ritmo promedio anual de 3.5%. Esa tasa de variación anual permite señalar que en ese período las autoridades del Banco Central lograron conservar relativamente estable el valor del peso frente al dólar, lo cual es muy importante para mantener ancladas las expectativas de inflación alrededor del 4%.
La aplicación desde enero de 2012 de un esquema de política monetaria basado en metas de inflación se tradujo en una baja tasa de variación del índice de precios al consumidor. Esa estrategia de política consiste en que el Banco Central ajusta sus diversos instrumentos monetarios -tasa de interés de política, encaje legal, valores en circulación, reservas internacionales- para asegurar que la tasa de inflación oscile dentro del rango meta que actualmente es 4%±1%.
Hasta febrero de 2020, justo antes de que la economía global fuese impactada por la pandemia del covid-19, la probabilidad de que la tasa de inflación interanual superase en el país el límite superior de la meta era apenas de 5%. Sin embargo, después de marzo de ese año la probabilidad de que la inflación desbordase ese limite se colocó en 67%.
Un análisis detallado de la trayectoria de la variación de la tasa de cambio permite señalar que su volatilidad -incertidumbre- aumentó significativamente después de la pandemia del covid-19. La volatilidad del ritmo de variación mensual de la tasa de cambio después de la pandemia es casi cuatro veces la volatilidad observada entre enero de 2012 y febrero de 2020.
El margen cambiario es mucho mayor en los bancos comerciales. Si se toma un banco al azar se observa que asciende a 1.85 pesos por dólares, equivalente a un 3.2% de la tasa de compra y siete veces superior al margen promedio del período después de la pandemia que publica el Banco Central. Importante señalar que el considerable margen cambiario reduce la tasa de interés en pesos que los bancos deben ofrecer a los depositantes para mantener la paridad de tasas de interés entre el peso y el dólar, y para ajustarse al ritmo de fluctuación de la tasa de cambio.
El aumento del margen cambiario está estrechamente asociado a la mayor volatilidad de la tasa de cambio. En términos cuantitativos existe una correlación positiva de casi 70% entre la volatilidad de la tasa de cambio y el margen cambiario.
El objetivo de ese cambio en la política monetaria es mantener la tasa de inflación dentro del rango meta, reducir el ritmo de depreciación del peso frente al dólar y disminuir la volatilidad cambiaria. Lamentablemente, el apriete monetario ha provocado un aumento de la tasa de interés activa y de la tasa pasiva promedio ponderado, lo cual tenderá a disminuir la demanda agregada, tanto la de consumo como la de inversión, presionando hacia abajo el ritmo de crecimiento del producto interno bruto, que en los dos primeros meses de este año se situó en 5.4%.
Hasta que la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos, inicie el ciclo de reducción de su tasa de interés de referencia, que se prevé sea en junio o julio de 2024, no habrá ninguna posibilidad de que las autoridades monetarias dominicanas vuelvan a reducir la tasa de interés de política. En consecuencia, es muy probable que para recuperar la estabilidad cambiaria se tenga que pagar el precio de mantener elevadas por más tiempo las tasas de interés y aceptar un ritmo de crecimiento económico por debajo del potencial del 5% en la segunda mitad de este año.
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