[Escrito el 14 de septiembre de 2023]
Hace unos días comenté que la Organización de
Países Exportadores de Petróleo le estaba haciendo difícil el trabajo a los
bancos centrales. El aumento de los precios del petróleo crudo West Texas
Intermediate de 69 dólares a 91 dólares por barril entre julio y septiembre está
presionando hacia arriba la tasa de inflación. Esto hace que la tasa de interés
necesaria para hacer converger la tasa de inflación a su meta sea superior a la
que se requeriría si los precios de los combustibles no estuvieran aumentando.
En el caso de Estados Unidos, la tasa de
variación del índice de precios al consumidor se ha estado acelerando. En
términos interanuales la tasa de inflación a junio se colocó en 3%, a julio
subió a 3.2% y a agosto se situó en 3.7%.
A pesar de que el mercado prevé como un hecho
casi cierto que en la reunión de septiembre la Reserva Federal deje inalterada
la tasa de interés de referencia, la aceleración de la inflación ha provocado
un aumento de la probabilidad de que antes de finalizar el año las autoridades
monetarias la incrementen una vez más. Actualmente, existe una probabilidad de
un 37% de que en la reunión de noviembre se eleve en 25 puntos básicos la tasa
de interés de referencia, colocándose en el rango que va de 5.5% a 5.75%.
En el caso de la eurozona, la tasa de inflación
interanual a agosto se situó en 5.3%, muy lejos de la meta de 2% anual. Esto
llevó al Banco Central Europeo a subir 25 puntos básicos la tasa de interés de
depósito, la de referencia, llegando a 4%, el nivel más alto desde la creación
del euro. Algunos analistas piensan que la tasa de interés llegó a un nivel que,
si se mantiene por suficiente tiempo, lograría reducir la tasa de inflación
hasta llevarla a la meta del 2%.
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