[Escrito el 1 de marzo de 2023]
El presidente Luis Abinader señaló en su discurso del 27 de febrero que
está “instruyendo al Ministro de Trabajo para que en los próximos días convoque
al Comité Nacional de Salarios con el objetivo de lograr un aumento en los
salarios del sector privado, que esté por encima de la inflación acumulada
desde el último aumento.” Y justo después señaló: “Estoy comprometido con
aumentar el salario real de los trabajadores dominicanos.”
Ese debe ser el objetivo de todo mandatario, mejorar las condiciones de
vida de la población. Para lograrlo hay que tomar medidas económicas que sean
consistentes con la realidad económica imperante.
Actualmente la economía dominicana sufre un proceso inflacionario que ha
obligado al Banco Central a establecer una postura monetaria restrictiva. Entre
noviembre de 2021 y finales de octubre de 2022, el organismo emisor aprobó aumentos
de la tasa de interés de referencia por 550 puntos básicos, llevándola de 3% a
8.5%. Esa política monetaria, unida a los subsidios de combustibles y alimentos,
ha logrado reducir la tasa de inflación de un pico de 9.64% registrado en abril
del 2022 a 7.24% observado en enero de este año.
El costo de esa reducción de la inflación ha sido el incremento de la
tasa de interés de equilibrio, tanto la activa como la pasiva. El promedio
ponderado de la tasa activa que cobran los bancos múltiples se situó en 15.64%
en febrero. Ese mayor costo del financiamiento ha impactado negativamente la
demanda agregada interna, específicamente la inversión y el consumo.
El resultado del menor ritmo de crecimiento de la demanda agregada es
menor tasa de crecimiento del producto interno bruto. El presidente Luis
Abinader en su discurso afirmó que la política económica ejecutada para reducir
la inflación ha provocado una “disminución del crecimiento económico que se
reflejó en el último trimestre del pasado año y continuará reflejándose en el
primer trimestre de 2023.” Asimismo, en el comunicado de política monetaria del
Banco Central publicado ayer se indicó que: “Para el 2023, se prevé un
crecimiento económico muy moderado durante el primer trimestre por factores
externos e internos; retomando posteriormente una senda de expansión en tono a
4.0% - 4.5% para el cierre del año.”
Lo anterior pone de manifiesto que en los próximos meses habrá una
disminución generalizada del ritmo de crecimiento de la actividad económica del
sector privado. En consecuencia, es preciso tomar en consideración el impacto
que tendría sobre las empresas, en particular las pequeñas y medianas, un incremento
del salario mínimo superior al 16%. Esa decisión de ajuste del salario mínimo
podría provocar aumentos de precios, mayor apriete monetario, tasas de interés
más elevadas, menor crecimiento del PIB, destrucción de empleos y empeoramiento
de las condiciones de vida de la población. En resumen, un resultado muy
distinto al que se quiere lograr con el aumento del salario mínimo por encima
de la inflación acumulada.
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