[Escrito el 18 de noviembre de 2022]
La crisis sistémica del espacio cripto, que se manifiesta por la quiebra
de empresas del sector de las finanzas digitales y el colapso del precio de las
criptomonedas, implica la necesidad de un organismo que intervenga, como hacen
los bancos centrales cuando ocurren crisis financieras. Lamentablemente, en el
negocio de los activos digitales no hay un organismo que las coordine, regule y
supervise, en consecuencia, se encuentran exactamente en la misma posición que
estaba el sistema financiero de los Estados Unidos durante la crisis bancaria
de 1907. En ese momento J.P. Morgan salvó el sistema financiero y ayudó a crear
la Reserva Federal. En la actualidad no hay nadie con la capacidad y
credibilidad de Morgan para salvar el ecosistema cripto.
Pienso que a partir de este colapso y de la pérdida de credibilidad
surgirá un nuevo modelo de negocios cripto basado en la innovación de las
instituciones financieras que hoy conocemos, y que son reguladas y supervisadas
a nivel global. Ese nuevo esquema de operación financiera digital debe tener
fundamentos sólidos y ser compatible con un comportamiento optimizador de los
agentes económicos que participan en el mercado, quienes deben minimizar riesgos
al mismo tiempo de que tratan de alcanzar el mayor retorno posible de sus
inversiones.
Recomiendo a quienes trabajen en ese marco normativo y regulatorio que
estudien los escritos de los galardonados con el Premio Nobel de este año,
Bernanke, Diamond y Dybvig, quienes aportaron ideas en los años ochenta para la
creación de un sistema financiero más seguro y eficiente. La existencia de un
ente regulador y supervisor no significa que no habrá crisis, pero su
probabilidad de ocurrencia será menor y cuando se registre su impacto será
menos grave.
Espero que, en ese nuevo espacio cripto, regulado y supervisado
eficientemente, los impresentables como Sam Bankman-Fried de FTX sean
detectados rápidamente y expulsados del mercado antes de que sus actividades
ilegales e ineficientes provoquen un daño demasiado grande al resto de la
economía.
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