[Escrito el 5 de octubre de 2022]
El crecimiento económico de la República Dominicana, medido por la
variación del Indicador Mensual de Actividad Económica (IMAE), sigue mostrando
un comportamiento positivo. De acuerdo con los estimados del Banco Central, el
IMAE registró una variación interanual acumulada de 5.5% en los primeros ocho
meses de este año. Ese dato significa que la economía sigue expandiéndose por
encima del ritmo de crecimiento potencial que se sitúa alrededor del 5%,
proyectándose para final de año que el PIB crecerá en el rango que va de 5% a
5.5%.
El notable desempeño económico alcanzado hasta agosto cobra una gran
importancia si se toma en consideración el entorno que rodea a la economía
dominicana. El aumento sincronizado de las tasas de interés en los mercados de
capitales, la desaceleración económica global, la amenaza de recesión
económica, la incertidumbre del escalamiento del conflicto bélico entre Rusia y
Ucrania, la destrucción de trillones de riqueza financiera, y los elevados
precios internacionales del petróleo y de los alimentos básicos son factores
que presionan hacia la baja del crecimiento del PIB de la República Dominicana.
Al descomponer sectorialmente la variación del IMAE registrada de enero
a agosto, se tiene como resultado que Hoteles, Bares y Restaurantes es la
actividad que ha arrojado el mayor ritmo de crecimiento con relación al mismo
período del año anterior, alcanzando la cifra de 31.2%. Ese crecimiento del
turismo explica una tercera parte de la subida del IMAE. Otras actividades con
muy buen desempeño en ese período son: salud, 11.3%; transporte y
almacenamiento, 7.1%; manufactura de zonas francas, 7%; y Comercio, 6.5%.
El gran reto de la administración del presidente Abinader será mantener el
ritmo de crecimiento económico durante 2023. Para ese año se proyecta, con una
elevada probabilidad, que la economía global entre en recesión. En ese
escenario, Estados Unidos, principal socio comercial de la economía dominicana,
y Europa, una de las principales fuentes de demanda de servicios turísticos del
país, tendrán un comportamiento que se traducirá en menores niveles de consumo
de bienes y servicios. Si a esa situación por el lado de la demanda se le añade
un período de elevadas tasas de interés en los mercados internacionales y
precios elevados de los combustibles -en caso de que la OPEP+ siga recortando
su nivel de producción-, no cabe duda de que 2023 será un año muy difícil para
la economía dominicana.
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