[Escrito el 4 de agosto de 2022]
El Banco de Inglaterra incrementó en 50 puntos básicos su tasa de
interés de política monetaria, colocándola en 1.75%. Ese movimiento de la tasa
de interés corresponde al mayor aumento desde febrero de 1995. Y no es para
menos, pues se proyecta que la tasa de inflación, que a junio se colocó en
9.4%, cerrará el año en 13.2%, muy lejos de la meta de inflación de 2%. Ese
apriete monetario sigue al realizado hace unos días por el Banco Central
Europeo, con un alza de 50 puntos básicos, y la Reserva Federal, con un aumento
de la tasa de referencia de 75 puntos básicos.
La situación económica del Reino Unido es muy complicada. El deterioro
del poder de compra de los ingresos de los consumidores lleva a las autoridades
a proyectar que la economía entrará en recesión hacia el último trimestre de
2022. Y para el próximo año se prevé que el PIB seguirá registrando caídas por
varios trimestres consecutivos. Esto implica aumento de la tasa de desocupación
y deterioro de las condiciones de vida de la población.
Esas proyecciones de variación negativa del producto y el alza de las
tasas de interés de referencia confirman que el organismo emisor ha colocado,
como objetivo prioritario, la reducción de la tasa de inflación por encima del
crecimiento económico. Andrew Bailey, el
gobernador del Banco de Inglaterra, ha dejado claro que la entidad que dirige
está preparada para nuevos aumentos de tasas de interés, para evitar que las
expectativas de inflación se desborden y hagan más persistente el proceso
inflacionario que afecta la economía británica.
Para que vayan contando, el de hoy es el sexto aumento consecutivo de la
tasa de interés y, por lo que dice el gobernador Bailey, seguirá el apriete
monetario, que incluirá el retiro de liquidez del mercado mediante la venta de
bonos que tiene en su balance el banco emisor, aun cuando esto deteriore las
actividades productivas y acentúe la recesión.
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