[Escrito el 18 de agosto de 2022]
La inflación es el aumento en el nivel promedio de precios de bienes y
servicios de consumo generalizado. Ese proceso deteriora el poder de compra de
los ingresos de la población, reduciendo la cantidad de bienes y servicios que
puede adquirir. En consecuencia, la inflación disminuye el nivel de bienestar y
eleva la pobreza.
La disrupción de la cadena de suministro, las medidas monetarias y fiscales
expansivas adoptadas para evitar el colapso económico durante la etapa dura del
covid-19, así como para reanimar las economías a nivel global, y la invasión de
Rusia a Ucrania son factores que explican los incrementos de precios de los
bienes básicos como combustibles y alimentos y, por tanto, la inflación que se
registra desde el año pasado.
El incremento de los precios en cada país depende de la composición del
consumo, la estructura de costos y las condiciones de los mercados de bienes y
factores de producción. Una economía pequeña y abierta, cuya producción depende
de insumos importados, tendrá un componente elevado de inflación importada
afectando su estructura de costos y evolución de precios. Asimismo, una
economía con un mercado de bienes concentrado y con poca competencia,
registrará un mayor traslado de costos hacia el precio final, dejando intactos
o casi fijos los márgenes de beneficios. En adición, una economía con un
mercado laboral caracterizado por pleno empleo produce incrementos de salarios
que corren detrás de los precios, acentuando la intensidad de la espiral
inflacionaria.
Si a lo anterior, que son elementos estructurales de cada economía, se
le incluye la estrategia de política fiscal utilizada entonces se tiene un
factor adicional que puede explicar la diferencia de tasas de inflación entre
países. Un ejemplo es la política de subsidios. Si un gobierno decide, ante el
aumento de los precios del crudo y sus derivados, subsidiar esos productos,
entonces se reduce el impacto inflacionario de los aumentos de precios de esos bienes
intermedios, que son esenciales para la producción de bienes y servicios.
Por último, quiero añadir la política monetaria como factor que explica
la diferencia de inflación entre países. La Regla de Taylor enseña que las
autoridades monetarias pueden tener preferencias por reducir la inflación a
cambio de tener un menor crecimiento económico y mayor desempleo; o pueden
preferir tener una mayor inflación a cambio de alcanzar un mayor crecimiento
del producto y tener una mayor cantidad de personas empleadas.
Dado todo lo anterior, se puede señalar que lo más importante para cada
país es mantener ancladas las expectativas de inflación. Eso significa que la
población piense que, aun cuando los precios han aumentado por perturbaciones
externas y exógenas, la tasa de inflación convergerá a la meta en un horizonte
temporal razonable. La credibilidad y la consistencia son dos componentes
esenciales de una política monetaria óptima, la que asegura el anclaje de las
expectativas de inflación, la estabilidad cambiaria y el sostenimiento de las
condiciones propicias para la creación de empleos y generación de nuevos ingresos
que compensen el deterioro del poder de compra provocado transitoriamente por
la inflación importada.
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