[Escrito el 25 de abril de 2022]
La invasión de Rusia a Ucrania ha provocado una contracción del
suministro de combustibles y alimentos, elevando significativamente sus precios
en los mercados internacionales. Esa tensión política ha generado incertidumbre
en economías desarrolladas y emergentes, que desde la caída del muro de Berlín han
incrementado su dependencia de diversos países por razones de eficiencia.
Lamentablemente, esos países, integrados a partir de entonces al proceso de
globalización de la cadena de suministro, hoy exhiben un comportamiento que
podría ser considerado como poco alineado a intereses democráticos y de respeto
a la soberanía de los pueblos.
En un discurso pronunciado la semana pasada en el Peterson Institute for
International Economics, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central
Europeo, señaló que las políticas comerciales deben ajustarse a un nuevo mapa
global, que debe tomar en consideración el grado de amistad y confianza entre
los socios comerciales y no solo la eficiencia y los costos de producción. Algo
similar planteó días antes la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos,
Janet Yellen, introduciendo el concepto de “friend-shoring” o intercambio comercial
entre países amigos y confiables.
Lagarde indicó que el conflicto bélico en Ucrania redefinirá el proceso
de globalización e intercambio comercial. La tarea no es fácil, pues la
globalización ha generado muchos beneficios. De acuerdo con cifras
suministradas por Lagarde, el comercio exterior en la eurozona pasó de 31% a
54% del PIB. Ese mayor intercambio comercial se fundamentó en la creación y
fortalecimiento de la cadena de suministros, promoviendo la reducción de
precios, la transferencia de tecnología y mayor productividad. Esa integración
comercial y económica ayudó a reducir la pobreza a nivel mundial, en particular
en los países menos desarrollados.
Debe destacarse, sin embargo, que la excesiva dependencia de insumos provenientes
de países con vocación a convertirse en socios comerciales riesgosos, por tener
objetivos estratégicos distintos ante cambios geopolíticos, puede crear
vulnerabilidad a la disrupción de la cadena de suministros. Lagarde citó el
caso de China que controla la mitad de la capacidad minera de las tierras raras
y el 85% de su refinamiento.
Ante esa situación, la presidenta del Banco Central Europeo argumentó
que hay tres cambios en el comercio global que son previsibles. “De la
dependencia a la diversificación, de la eficiencia a la seguridad, y de la globalización
a regionalización.” De acuerdo con sus palabras, esto no significa restringir
el comercio, sino hacerlo más seguro en estos tiempos impredecibles. Así las
cosas, queda claro que el “friend-shoring,” que en el corto plazo implicará un
aumento de costos y precios, será un componente de la nueva política comercial
tanto europea como estadounidense.
Mi recomendación al gobierno dominicano es que convierta la actual
crisis internacional en una oportunidad de hacer negocios, aprovechando al
máximo los estrechos lazos con los Estados Unidos y Europa. A mi entender esa
estrategia del “friend-shoring,” bien aprovechada, podría incrementar la
inversión extranjera, el empleo y el bienestar en el país.
Excelente análisis!
ResponderEliminar"Tomar en consideración el grado de amistad y confianza entre los socios comerciales y no solo la eficiencia y los costos de producción" podría llevar a una merma de la calidad de los productos y a mayores costos de producción. Ello podría conducir a perdida de competitividad y carestía.
ResponderEliminar"de la eficiencia a la seguridad" implicaría privilegiar lo político sobre lo económico. Eso sería insistir en la respuesta económica de occidente al error ruso de responder bélicamente a un desafío político. Parece sugerir que occidente está dispuesto a pagar un precio económico alto para lograr los avances políticos (¿o bélicos?) que consideran necesarios en las circunstancias.
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