[Escrito el 3 de febrero de 2022]
La auditoría técnica realizada por Sargent
& Lundy a la Central Termoeléctrica Punta Catalina no es una auditoría,
pues no se discutieron los hallazgos con el Consorcio constructor ni con el
equipo técnico de la CDEEE -que incluye como ingeniero de la empresa a la
centenaria firma estadounidense Stanley Consultants-, responsable de darle
seguimiento a la construcción de esa poderosa central eléctrica. Si lo hubiese
hecho, estoy seguro de que las afirmaciones incorrectas y ambiguas incluidas en
ese informe no se hubiesen producido.
Lo primero que hay que decir es que, desde mayo
de 2020, las dos unidades de Punta Catalina han sido la principal fuente de
electricidad de la República Dominicana. Además, la empresa que realizó las
pruebas de desempeño de las dos unidades, la firma estadounidense McHale, confirmó
que la capacidad neta contratada, la eficiencia térmica y las emisiones son
mejores que lo contratado y pagado por CDEEE.
Según el reporte de Sargent & Lundy, “la
planta está experimentando fallas recurrentes de la cinta en el transportador
tubular después de cada operación de descarga de barcos.” Y se afirma: “No está
claro cuál es la causa de este problema, ya que podría tratarse de una serie de
factores sobre los que no se puede especular, pero que no pueden determinarse
únicamente mediante revisión de documentos.”
Eso significa que Sargent & Lundy, a pesar
de tener un contrato de auditoría de dos millones de dólares, se limitó a ver
solamente los documentos que le suministró la actual administración de Punta
Catalina. Si esa empresa hubiese hecho su tarea correctamente, se hubiese
percatado de que la correa transportadora de carbón funciona bien siempre y
cuando reciba un mantenimiento adecuado. Además, hubiese podido verificar que
la operatividad de la planta nunca ha sido afectada por el trabajo de esa
correa.
Una buena auditoría técnica hubiese evaluado
cuál es el programa de operación y mantenimiento que se está ejecutando
actualmente, lo cual le hubiese permitido concluir categóricamente que las
fallas que pudiesen estar ocurriendo se explican -sin ambigüedades- por la
ausencia de un mantenimiento preventivo óptimo.
En el informe que entregué a las actuales
autoridades en agosto de 2020, recomendé que se concluyera el proceso de
contratación de servicios de mantenimiento con fabricantes de los principales
equipos, entre los cuales incluí a ONT-Bedeschi, que es la firma italiana que
construyó ese sistema de transporte del carbón. Es una pena que ese contrato de
mantenimiento no se haya firmado y ejecutado.
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