[Escrito el 15 de octubre de 2021]
En 1933, el doctor Joaquín Balaguer, que en ese entonces trabajaba en la
embajada dominicana en España, escribió un libro titulado “Trujillo y su obra”
donde, además de realizar una apología del régimen, elogiaba los dotes de
orador de Rafael Estrella Ureña. El poeta dominicano Osvaldo Bazil, embajador
en París, escribió encantado el prólogo del libro, lo cual desencadenó la ira
del Jefe tan pronto llegó la obra a sus manos. Basta con recordar que solo Dios
podía anteceder a Trujillo en algo. Bazil, al enterarse de la cólera del
mandamás dominicano y metido en miedo, envió presuroso un telegrama al general
Trujillo donde aclaraba: “Escribí prólogo, mas no leí libro.”
Dado que la historia ocurre dos veces, como bien expresara Hegel y mejor
completase Marx en su libro “El dieciocho brumario de Luis Bonaparte,” y lo
hace una vez como tragedia y otra como farsa, se puede señalar que en la
República Dominicana acaba de ocurrir un evento parecido al de 1933. El
gobierno actual, al observar la reacción del pueblo dominicano al documento que
contiene el paquetazo tributario, que circula como espectro aterrador en las
redes sociales, se apresuró a decir, emulando al cauteloso Bazil: “Elaboré el
paquetazo, mas no lo divulgué.”
Es entendible esa reacción, pues el aumento de las tasas impositivas que
se incluye en esa propuesta de reforma tributaria perjudicaría principalmente a
la clase media. Ese grupo social pagaría mayores impuestos sobre la renta,
propiedad, selectivos al consumo e Itbis, que pasaría a llamarse IVA. Esto significa
menor ingreso disponible y deterioro de las condiciones de vida de la población,
lo cual se agrava si se toma en consideración la inflación importada, que se
explica por el aumento de los precios de los combustibles y el deterioro de las
cadenas de suministro a nivel global.
Ante esa situación, le recomiendo al gobierno del presidente Abinader
que elabore una nueva propuesta impositiva, la cual, cuando la divulguen, pueda
ser defendida y bien recibida por la población por ser justa, neutral a las decisiones
de ahorro, inversión, trabajo y producción, y capaz de reducir la evasión
impositiva, pues es muy duro pagar más impuestos mientras muchas otras personas
tributan muy poco o no pagan nada.
Esto es muy importante, pues, por lo general, cuando se repite la
historia lo hace de manera deprimente.
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