[Escrito el 9 de agosto de 2021]
El ministro de Educación, Roberto Fulcar,
declaró hace poco que el recién concluido año escolar fue exitoso. Y lo
dijo en un video que se ha difundido intensamente por las redes sociales y por
medios de comunicación. Específicamente, el ministro Fulcar señaló: “Buena
noticia. Hemos llegado al fin del año escolar 2020-2021.” Y añadió: “Hemos
llegado al final con éxito.”
Lamentablemente, no existe un estudio riguroso
que permita validar esas afirmaciones del ministro de Educación. Para que un
año escolar sea exitoso deben combinarse diversos elementos relacionados con el
desempeño de los estudiantes. Asimismo, dado el carácter especial de este año
escolar, en el cual fue necesario ofrecer las clases a distancia, hay que
evaluar si esa modalidad deterioró o no el aprendizaje estudiantil, tal como
sucedió en otros países.
Un análisis riguroso debe comparar las
calificaciones obtenidas por un grupo en la modalidad presencial, que sería el
grupo de control, con las de otro que tomó las clases a distancia, que sería el
grupo de tratamiento. Las calificaciones deben ser tomadas en un ambiente
similar, es decir, a través de exámenes presenciales para evitar que los
estudiantes puedan copiarse como ocurre en las evaluaciones tomadas a
distancia.
Dado que en el año escolar 2020-2021 no hubo
clases presenciales, habría que crear un grupo de control en base al desempeño
de los estudiantes del año 2019-2020. Esto es posible utilizando métodos
econométricos que permiten seleccionar dos grupos que sean lo más parecido
posible en términos de preparación académica, edad, condiciones
socioeconómicas, formación de los padres, entre otras variables. Una vez se
tienen identificados esos dos grupos, se puede analizar el impacto de la
modalidad virtual sobre el aprendizaje de los estudiantes. Por ejemplo, ese
análisis permitirá determinar si la educación virtual deterioró el proceso de
aprendizaje y provocó una reducción significativa del promedio de las
calificaciones.
De manera simultánea hay que evaluar la
diferencia entre el aprendizaje basado en la educación a distancia no
interactiva, que usa televisión y radio, versus el aprendizaje basado en la que
utiliza la tecnología del internet. Esto permitirá determinar el impacto que
tuvo para la mayoría de los estudiantes de las escuelas públicas la no
disponibilidad de tabletas y computadoras durante el pasado año escolar. Esto
es clave, pues existe amplia evidencia internacional que revela la importancia
de la interacción entre maestros y estudiantes para el proceso de aprendizaje.
Sólo después de haber realizado esos estudios, se
podrá concluir si el año escolar fue, o no fue, un éxito.
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