[Escrito el 29 de octubre de 2020]
El ministro administrativo de la Presidencia, José
Ignacio Paliza, afirmó que “la mayoría de las visitas sorpresa realizadas no
presentan un resultado positivo. Salvo algunas excepciones, esos proyectos no
tienen sustento en el tiempo, no tienen lógica y los resultados son negativos.”
Es lamentable que Paliza piense así de una
intervención de política que beneficia directamente a los segmentos más pobres
de esta sociedad. Las visitas sorpresa combinan diversos tipos de apoyo:
capital, en forma de activos productivos y de financiamiento a bajas tasas de
interés; transferencia de tecnología y de conocimientos de operación;
infraestructura, en los casos que fuese necesario; y acceso a los mercados.
Ese tipo de políticas públicas ha tenido éxito
en diversos países. Basta con revisar la amplia literatura producida por los
profesores del MIT, Esther Duflo y Abhijit V. Banerjee, quienes recibieron en
2019 el Premio Nobel de Economía, para verificar cómo ese apoyo directo a los
pobres y a sus negocios tiende a elevar su productividad, empleo e ingresos.
Por tanto, mejora la calidad de vida de los beneficiarios.
El Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD) y la FAO, coordinaron un estudio, publicado en octubre de
2015, en el cual se evaluó el impacto de 50 visitas sorpresa del presidente
Danilo Medina, que se llevaron a cabo con una inversión de 944 millones de
pesos. La metodología de evaluación utilizada fue la de diferencias en
diferencias, aplicada a una población que se dividió en dos segmentos: un grupo
de intervención, que se benefició de la visita sorpresa; y un grupo de control,
que no participó en esas visitas sorpresa.
El resultado obtenido por ese estudio del PNUD
es contundente a favor de la creación de empleo e ingresos. El 46% de los
proyectos evaluados arrojó un impacto alto; 28% impacto medio; 16% impacto
bajo, con perspectiva positiva; y 10% impacto bajo. El 70% de los beneficiarios
afirma que ha mejorado su calidad de vida, aumentando sus ingresos hasta un
37%. Veintiséis proyectos beneficiados crearon 11,953 empleos, con una
inversión por empleo de 55,107 pesos, cifra considerablemente menor que los 3.2
millones de pesos que costó crear un empleo a nivel nacional en 2014.
El beneficio a los propietarios de esas
microempresas de subsistencia es más que económico. Para muchos de los
beneficiarios, las visitas sorpresa representaron por primera vez un apoyo
directo del Presidente de la República, quien se sentaba con ellos, los
escuchaba, les daba ánimo y los apoyaba. Espero que Paliza recapacite y logre
convencer al presidente Luis Abinader de que retome las visitas sorpresa a
favor de los pobres, pues no basta gobernar para los ricos.
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