[Escrito el 12 de octubre de 2020]
El principal lema del gobierno del presidente
Luis Abinader es que “estamos cambiando.” Ese mensaje también llegó al
Ministerio de Economía, pues, en una reciente entrevista, el ministro Miguel Ceara
Hatton y el viceministro de Planificación e Inversión Pública, Pavel Isa
Contreras, dejaron ver una nueva política de endeudamiento público.
Un aspecto positivo del nuevo gobierno es que,
de acuerdo con Ceara Hatton, mediante la revisión del gasto público se logrará
un ahorro de hasta 70 mil millones de pesos al año. De lograrse ese objetivo,
que se alcanzaría a través de la revisión del gasto en personal, bienes,
telecomunicaciones, combustibles, entre otros, se reducirá la presión sobre el
endeudamiento público, efecto que, me imagino, ya se incluyó en la disminución
del déficit del sector público de 9.3% en este año 2020 a un 3% del PIB en
2021.
Sobre el endeudamiento público, el viceministro
Isa Contreras indicó que el gobierno del presidente Abinader buscará
“mecanismos distintos de financiamiento” a los del pasado. Es decir, que habrá
un cambio en la política de endeudamiento.
La posición del viceministro se inclina hacia
la sustitución de los bonos soberanos por el financiamiento proveniente de los
organismos internacionales, como el Banco Mundial, BID, FMI, entre otros. Hay
que recordarle a Pavel Isa que, hacia agosto de este año, la deuda multilateral
es de 5,787 millones de dólares, la cual contrasta considerablemente, con los
22,164 millones de dólares de bonos soberanos vigentes hacia finales de
septiembre de 2020.
¿Es
posible sustituir a partir de 2021 la deuda en forma de bonos soberanos por
deuda multilateral? La respuesta es: no. Los organismos internacionales no tienen
disponible para prestarle cada año entre 2,500 y 3,000 millones de dólares al
gobierno dominicano. Mucho menos, como sugiere el viceministro, sin que esos
préstamos “impliquen condiciones de pactos de estabilización económica.” En la
mayoría de los casos, esos préstamos están condicionados a proyectos de
inversión, reformas estructurales o a medidas de estabilización
macroeconómica.
Aquí aprovecho para darle un consejo al
ministro de Economía. No vuelva a utilizar la palabra “renegociación” de la
deuda pública, mucho menos en el contexto de que “cree que es algo posible.”
Los mercados de capitales se ponen nerviosos con esa palabra, y más justo antes
de que se publique la muy probable reducción de la calificación crediticia de
la deuda soberana.
Por último, otro consejo a las autoridades del
gobierno de Abinader. En un programa de optimización, en el cual se trata de
mejorar los resultados, se debe tomar en consideración que no todo cambio es
posible. Y no todo cambio es mejor.
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