[Escrito el 10 de noviembre de 2014]
El Consejo de Estabilidad Financiera, entidad con sede en
Basilea y que agrupa a los supervisores de los grandes bancos internacionales,
ha publicado un plan que obligaría a esas entidades financieras a elevar su
nivel de capital para proteger a los contribuyentes ante eventuales crisis
bancarias.
La regla establece que, hacia el año 2019, los grandes bancos
internacionales deberán mantener un capital equivalente a una suma comprendida
entre un 16% y un 20% del total de activos ponderados por riesgo. Para alcanzar
ese nuevo capital los bancos podrían emitir deuda que sea fácilmente convertible
en capital si ocurriese una crisis.
El objetivo de ese mayor capital es evitar que la caída y
rescate de un banco –de los que tienen poder de influir sobre todo el sistema
financiero- provoque costos que deban ser pagados por los contribuyentes. Se
prevé que con esa medida los bancos serán más cautelosos al momento de invertir
los recursos de los depositantes, sea en préstamos o en otros instrumentos
financieros emitidos por el sector privado.
Además se afirma que ese colchón de capital adicional
evitará la existencia de bancos demasiado grandes para dejarlos caer. Si tienen
suficiente capital para enfrentar la pérdida de valor de sus activos no habrá
miedo alguno en permitir que un banco en problemas pueda ser liquidado o
cerrado. Los costos de ese cierre serían cubiertos únicamente por los
accionistas y no por los contribuyentes ni los depositantes.
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