En estos días se ha estado llevando a cabo un interesante debate sobre la relación del crecimiento económico y la pobreza.
El economista Miguel Ceara publicó un documento donde afirma que, a pesar del
crecimiento económico registrado en la República Dominicana en la década del
2000, la cantidad de pobres aumentó. Específicamente
señala que la población pobre se incrementó por un factor de 1.5 entre 2000 y
2012. Y afirma que la desigualdad de ingresos es una de las peores de toda
América Latina.
El Banco Central, por su parte, sostiene que la pobreza se
ha reducido después de la crisis bancaria de 2003-2004. Sus funcionarios
afirman que para que se reduzca más rápido hay que combinar tres factores:
crecimiento real y sostenido, programas focalizados de asistencia social y
aumento de los salarios reales. Y
sostienen que si los salarios mínimos reales en la República Dominicana hubiesen
crecido a un ritmo anual similar al de América Latina -un 4.7%- la incidencia
de la pobreza sería inferior en 10 puntos porcentuales, colocándose alrededor
de un 30%. La posición del Banco Central se encuentra en documento 1 y documento 2.
Como aporte al debate quiero decirles que el análisis de la
pobreza debe basarse en el Índice Foster-Greer-Thorbecke (FGT), el cual permite
obtener la incidencia, brecha y severidad de la pobreza. Recomiendo la lectura
de Foster, J. et al. (1984), “A Class of Decomposable Poverty Measures.”
Econometrica, Vol. 52 y de Foster, J. y A. Shorrocks (1988), “Poverty Orderings.”
Econometrica, Vol. 56.
La incidencia es la
proporción de personas cuyos ingresos está por debajo de la línea de pobreza.
En este caso:
La brecha mide la “profundidad”
de la pobreza y refleja la distancia promedio de los ingresos de las personas
pobres a la línea de la pobreza. En este caso:
La severidad cuantifica el
deterioro de las condiciones de vida de los más pobres al transferir ingresos a
los menos pobres. Es la brecha de la pobreza ponderada por la distancia de la
persona pobre con respecto a la línea de pobreza. En este caso:
El uso de la
cantidad de personas pobres o no pobres para analizar la evolución de la
pobreza es distorsionante y más cuando se compara el desempeño de países con
diferentes tasas de crecimiento poblacional. Ejemplo. Dos países con igual
incidencia de pobreza y con diferentes tasas de crecimiento poblacional
tendrían diferentes indicadores del
cambio de la población pobre y no pobre (i.e., los múltiplos que usa Ceara en
su Cuadro No. 1). Sin embargo, el indicador incidencia de la pobreza NO se afectaría por las diferencias entre las
tasas de crecimiento de la población de cada país.
Como nota al margen diría que la comparación de los
indicadores de pobreza de países diferentes debe hacerse con mucho cuidado,
controlando por muchos factores que pueden afectarlos aparte de la política
económica y social. Además, los resultados son difícilmente comparables por la diversidad
en las definiciones y supuestos relacionados con la línea de pobreza, las
fuentes de ingreso consideradas y la
correcta valoración de los subsidios.
Por otra parte, pienso que la forma en que -en el debate Banco
Central-Ceara- se compara “la magnitud” de las crisis económicas de diversos
países puede ser mejorada. Para cuantificar la magnitud de la crisis de
2003-2004 recomendaría que se utilice, además del PIB y la tasa de inflación,
el salario real–como hace el banco central- y la variación de la desigualdad de
los ingresos (factoriales y no factoriales) provocada por los cambios de los precios
relativos y la política social.
Recomiendo que ambas partes profundicen su análisis del
crecimiento y la pobreza incluyendo el impacto de los flujos migratorios
haitianos sobre el salario real y la distribución de los ingresos. Esa
inmigración aumenta el retorno del capital y reduce el salario, por lo tanto,
hace que el crecimiento económico sea más inequitativo. Como aporte recomiendo la lectura del
siguiente documento: Aristy-Escuder, J. (2010), “Impacto de la inmigración
haitiana sobre el mercado laboral y las finanzas públicas de la República
Dominicana.” Documento de Trabajo. Universidad de Alcalá. Instituto de Estudio
Latinoamericanos (IELAT)
A ambas partes les recomiendo que realicen un ejercicio de
descomposición del cambio de la incidencia de la pobreza en un efecto crecimiento y un efecto distributivo. Esto les permitiría determinar, de manera
definitiva, si el crecimiento económico ha sido o no bueno para reducir la
pobreza en la República Dominicana.
Algunos documentos que explican la metodología de esa
descomposición y la aplican al caso dominicano son:
1) Aristy-Escuder, J. y A. Dauhajre (1998),
“Efectos de las políticas macroeconómicas y sociales sobre la pobreza en la
República Dominicana.” En E. Ganuza, L. Taylor y S. Morley (1998). Política
Macroeconómica y Pobreza en América Latina y el Caribe. PNUD. CEPAL. BID.
Ediciones Mundi Prensa. España.
2) Banco Central (1999), Situación de la pobreza y
Distribución del Ingreso en la República Dominicana. Santo Domingo, República Dominicana.
3) PNUD (2000). Desarrollo Humano en la República
Dominicana. PNUD. República Dominicana. [Este es el primer Informe de
Desarrollo Humano de la República Dominicana.]
Por último, les dejo con algo que escribí en los años
noventa: Para reducir la pobreza “es imprescindible combinar políticas que
promuevan el crecimiento económico con políticas que reduzcan directamente –y
en el corto plazo- la situación de pobreza.” Además de una política
macroeconómica que mantenga la estabilidad de precios y promueva el empleo con
mayores salarios, afirmé que “las
políticas sociales deben enmarcarse en una estrategia de focalización y
acercamiento al beneficiario.” Esas notas sirvieron de fundamento a lo que
posteriormente se traduciría en la Tarjeta de Solidaridad.
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