[Escrito el 3 de noviembre de 2020]
Los
estadounidenses eligen hoy a su Presidente. Por un lado, Donald Trump, el
incumbente, quien ha ejecutado una política económica proteccionista y a favor
de las grandes empresas e inmensas fortunas. Por otro lado, Joe Biden, quien
promete aumentos de gastos sociales financiados a través de aumentos de
impuestos sobre los ingresos y ganancias de capital de los ricos.
Desde el
punto de vista de la incidencia fiscal, el recorte impositivo realizado por
Trump en diciembre de 2017 fue regresivo, pues benefició más a los
más ricos. Debe señalarse que la disminución de impuestos también tuvo un impacto
positivo sobre la demanda, el empleo y la producción, lo cual permitió un
aumento del nivel de ingreso promedio de la población.
La economía
estadounidense se encontraba en condiciones excelentes antes de que
fuera impactada por la pandemia del coronavirus en marzo de 2020. Trump logró
mantener la trayectoria descendente del desempleo, el cual pasó de 9.3%
en diciembre de 2010 a 4.7% en noviembre de 2016 y luego a 3.5% en febrero
de 2020. Debe destacarse que la reducción del desempleo durante el período
de Trump fue muy meritoria, pues se logró al mismo tiempo en que aumentó el
porcentaje de población económicamente activa (PEA) en 0.6 puntos porcentuales,
mientras que durante Obama se redujo la PEA en 2.9 puntos porcentuales (al
pasar de 65.7% a 62.8%). La tasa de
crecimiento anualizada del PIB se mantuvo durante el período -precovid- de Trump
(2.5%) cercano al promedio registrado por Obama (2.4%), que fue la tasa de
crecimiento alcanzada después de la gran recesión de 2008-2009.
El mayor
error de Trump ha sido el manejo de la crisis del Covid-19. El vertiginoso
aumento de los contagios y las muertes asociadas ha generado un costo que
muchos estadounidenses están dispuestos a cobrárselo en estas elecciones. Su negativa
a lograr con el Congreso un nuevo acuerdo de apoyo a las empresas y hogares
también le será cobrado.
Las propuestas
económicas de Biden, en particular las fiscales, podrían tener un impacto negativo
sobre la economía. El aumento de impuestos a los negocios a 28% y
aplicar una tasa de 39.6% a las ganancias de capital por encima de un millón que
propone Biden, y el incremento de los gastos sociales (como el Obamacare),
podrían aumentar los costos de emplear y de acumular capital, lo cual
repercutiría negativamente sobre el empleo, la inversión y el crecimiento del
PIB. Simultáneamente, la aplicación de su “revolución de energía limpia,”
que implicaría un aumento de las regulaciones sobre la producción de energía
(como el fracking y la energía renovable) y sobre los vehículos convencionales
para que se reduzcan las emisiones, impactaría sobre el precio de la energía
(e.g., del gas natural), así como sobre el precio de los vehículos y otros
productos y, en consecuencia, sobre el nivel de bienestar de los contribuyentes
de menores ingresos. De acuerdo con estimaciones de Casey B. Mulligan, profesor
de Economía de la Universidad de Chicago, el costo de esas regulaciones
representaría un 15.3% del ingreso total del quintil más pobre. Los más ricos,
pertenecientes al quintil más alto, tendrán un impacto de solo 2.2%.
A pesar de
esas críticas, trece profesores galardonados con el Premio Nivel de Economía
firmaron una carta en la cual apoyan los principios y políticas económicas de
Joe Biden. De acuerdo con ellos, aunque reconocen que tienen puntos de vista
distintos en varias políticas económicas, piensan que la agenda económica de
Biden mejorará la salud, la inversión, la sostenibilidad, la resiliencia, las
oportunidades de empleo y la equidad en los Estados Unidos, superando las
políticas de Donald Trump. Los firmantes son: George Akerlof; Peter Diamond; Oliver Hart; Eric
Maskin; Daniel McFadden; Roger Myerson; William Nordhaus; Edmund Phelps; Paul
Romer; Robert Solow; Michael Spence; Joseph Stiglitz; y Richard Thaler. Asimismo,
1,084 excelentes economistas, entre ellos Daron Acemoglu y Alberto
Abadie, firmaron una carta abierta oponiéndose a la reelección de Trump debido
a su forma caótica de gestionar la economía, tanto en el ámbito nacional como
internacional. No obstante, otro grupo de economistas firmó una carta apoyando
a Trump.
En términos
del mercado se afirma que Trump será positivo para las acciones de
crecimiento (growth stocks), que son aquellas empresas muy innovadoras
que registran un crecimiento de sus ingresos más rápido que sus competidores
(e.g., Amazon, Facebook, Alibaba, Netflix, Alphabet, entre otras).
Biden
sería positivo para las acciones de valor (value stocks), que son empresas
que están subvaluadas con relación al promedio de la industria, utilizando
métricas como el ratio de precios a beneficios (P/E), y que tienen potencial de
largo plazo por tener buenos fundamentos (e.g., JP Morgan, Citigroup, Ford,
Energía).
Sobre las
elecciones, cabe destacar que en algunos estados los votos que
se realizaron por correo sólo se podrán contar a partir de hoy. Esto implica un
retraso de varios días. De acuerdo con el Wall Street Journal, se habían
emitido por correo casi 100 millones de votos y los funcionarios electorales de
muchos estados se preparan para un proceso de conteo prolongado. No obstante, a
partir de los resultados que se obtengan de la votación de hoy se puede
realizar una inferencia sobre el resultado final.
Si se asume
que los demócratas y los simpatizantes demócratas tienen mayor aversión al
coronavirus-19 es muy probable que la mayor proporción de esos votos sea por
Biden. Los radicales anti-Trump piensan que el Presidente podría intentar
retrasar o detener el conteo de los votos que se han enviado por correo. Esto
sería terrible contra la democracia del país más poderoso de la tierra.