[Escrito el 28 de agosto de 2020]
En todos los países que poseen termoeléctricas
que utilizan carbón mineral, como Estados Unidos, Alemania, Japón, entre otros,
se utiliza el subproducto de la combustión, que se conoce comúnmente como
ceniza, para producir cemento. Por eso me sorprende que algunos funcionarios
públicos del gobierno del presidente Abinader hayan dicho ayer, que el residuo
de Punta Catalina no sirve para la producción de cemento. Sería el primer caso
en el mundo que la ceniza del carbón mineral no se puede utilizar en la
industria de la construcción.
Todavía le digo más. Le recomiendo a esos
funcionarios que vayan a visitar las instalaciones de la Central Termoeléctrica
Punta Catalina para que se percaten de que su afirmación es incorrecta. Esa
visita les demostrará que cementeras dominicanas retiran regularmente las
cenizas de Punta Catalina para su uso en la fabricación de cemento. A
continuación, se presentan imágenes de los camiones en espera de su turno para
ir a retirar la ceniza en las instalaciones de la principal central generadora
de electricidad del país.
Estoy convencido de que en los próximos meses habrá nuevos usos para ese subproducto o ceniza. La recuperación de terreno minero; la nivelación de carreteras; mejoramiento de suelos; agregados de construcción; y complemento de asfalto para calles y autopistas, son algunas aplicaciones a nivel mundial. Le recomiendo que lean sobre la experiencia de Japón, donde se produce anualmente más de 18 millones de toneladas de ceniza de carbón, la cual se utiliza intensamente como material para suelos y terrenos, debido a que ese subproducto es mucho más económico que comprar materiales naturales o suelo.
Esa amplia evidencia, que se encuentra fácilmente en internet, debe ser suficiente para convencer a los funcionarios públicos dominicanos para que continúen el proceso de desarrollo de nuevos usos para el subproducto de Punta Catalina. Y al mismo tiempo les recomiendo que se concentren en operar esa central eficientemente, tal como fue diseñada, para que se logre lo que se tiene previsto en términos de ingresos y beneficios anuales, recursos económicos que son indispensables para las muy demacradas finanzas públicas.